Quienes consumen grandes cantidades de alcohol tienen un mayor riesgo de perder masa ósea, así como de sufrir fracturas.
Una nueva investigación señaló, además, que el alcohol afecta la formación de hueso nuevo, lo que vuelve más lenta la recuperación tras una fractura.
Los datos aparecen en la edición del 29 de diciembre de la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research.
Un equipo de investigadores estadounidenses profundizó en los problemas óseos generados por el consumo del licor.
El organismo de un adulto elimina hueso viejo -en pequeñas cantidades- y produce nueva masa ósea a través de ciertas células.
Los investigadores encontraron que quienes toman en exceso pueden tener una alteración en este proceso natural.
Su trabajo demostró que las células encargadas de crear hueso nuevo hacen su trabajo en forma deficiente, lo cual desmejora la calidad ósea del tomador.
Esa situación aumenta el riesgo de fractura. Asimismo, impide que el hueso sane debidamente si se presenta algún daño.
"En la revisión se pone de manifiesto la importancia de la abstinencia de alcohol, especialmente en los pacientes que beben habitualmente y que han tenido una fractura, dado que si siguen consumiendo se puede comprometer la curación de esa fractura", expresa el doctor Dennis Chakkalakal, de la Universidad de Nebraska, y autor del nuevo trabajo.
Excesos son malos. Cuanto mayor es el consumo de alcohol, más alteraciones se producen en las células encargadas de crear nuevo hueso.
El estudio también mostró que el alcohol produce anormalidades en la médula ósea.
En la médula la proporción de células grasas es mayor. Los pacientes que beben alcohol pierden parte de este tejido graso, lo que puede alterar la formación de las células sanguíneas.
El consejo de los investigadores estadounidenses es no excederse en el consumo de alcohol y evitarlo completamente por parte de aquellos adultos que tengan antecedentes de fracturas.