
Un nuevo análisis genético resolvió el misterio sobre la llamada Mujer de Beachy Head, una joven de época romana cuyos restos permanecieron almacenados durante años en una caja dentro de un edificio municipal en Eastbourne, Inglaterra. El estudio determinó que no tenía origen africano ni mediterráneo, como se planteó en el pasado, sino que pertenecía genéticamente a la población local de la Britania romana.
La investigación, publicada el miércoles 17 en el Journal of Archaeological Science, utilizó técnicas avanzadas de secuenciación de ADN y bases genómicas recientes. Esto permitió establecer con mayor precisión la ascendencia de la mujer, quien murió entre los 18 y 25 años, durante el periodo de ocupación romana de Gran Bretaña.
Los restos óseos se identificaron en 2012. Desde entonces, generaron debate entre especialistas. Algunas hipótesis iniciales sugirieron que podía tratarse de la primera británica negra, con posible ascendencia subsahariana. Esa teoría se apoyó en interpretaciones preliminares y en el contexto migratorio del Imperio romano.
Análisis posteriores de ADN dañaron esa primera lectura. Los resultados apuntaron de forma tentativa a un origen en el Mediterráneo oriental o en Chipre. Sin embargo, el estado del material genético impidió confirmaciones concluyentes y frenó la publicación de esos hallazgos.
El nuevo estudio logró superar esas limitaciones técnicas. Los científicos compararon el genoma recuperado con otros individuos de la Britania romana. La evidencia mostró una similitud genética clara con poblaciones rurales del sur de Inglaterra de ese periodo histórico.
La investigación también aportó datos sobre su apariencia física. La joven tenía piel clara, ojos azules y cabello rubio. Estas características coincidieron con el perfil genético identificado en la región durante los siglos II al IV d. C.
La datación por carbono situó su muerte entre los años 129 y 311 d. C., en plena ocupación romana. Los restos indicaron una estatura aproximada de 1,50 metros. Además, se detectó una cicatriz en una pierna, producto de una lesión grave que no causó su muerte.
El análisis químico de los huesos reveló detalles sobre su dieta. Los niveles de carbono y nitrógeno señalaron un consumo elevado de alimentos marinos, común en comunidades costeras de la época.
Los investigadores desconocen el lugar exacto de su entierro original. La zona de Beachy Head y sus alrededores concentra numerosos vestigios romanos. Entre ellos figuran una villa en Eastbourne, un fuerte en Pevensey y asentamientos rurales en Birling y Bullock Down, con sepulturas de niños y adultos.
El contacto entre Roma y Gran Bretaña inició en el año 55 a. C., durante una expedición militar dirigida por Julio César. Décadas después, el emperador Claudio consolidó la invasión y dio origen a la provincia romana de Britania, que se extendió desde el sur de Inglaterra hasta la Muralla de Antonino, cerca de la actual Glasgow.
Diversas evidencias históricas y genéticas confirman movimientos migratorios entre el norte de África y Gran Bretaña durante y después del dominio romano. Estudios recientes también identificaron poblaciones con ascendencia mixta europea en Inglaterra durante el siglo VII.
En el caso de la Mujer de Beachy Head, los nuevos datos descartaron un origen africano o mediterráneo. La evidencia genética permitió clasificarla como una mujer blanca del sur de Inglaterra, integrada en la sociedad local de la Britania romana.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
