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Mal aliento, sarro o placa bacteriana, infecciones, problemas en las encías, dolor y hasta pérdida de piezas dentales. Todos estos problemas pueden enfrentar los perros cuando sus dueños olvidan o, peor aún, se niegan a lavarles los dientes.
Al principio, puede que los daños pasen desapercibidos, pero a partir de los tres años, ya comienzan a ser mucho más visibles y lamentables. Es más, las complicaciones podrían derivar en enfermedades más serias en riñones, hígado y el corazón.
La veterinaria Nilda Valverde Bermúdez, de la clínica Reino de Asís, en Alajuela, explicó en el videoblog +cotas, que el lavado de dientes en los perros debe ser fundamental para darles buena calidad de vida a nuestros amigos de cuatro patas y que vivan más años.
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Para lograr esta meta es indispensable dar el primer paso casi desde que el animal es cachorro.
“Lo ideal es que los perros se familiaricen con el lavado de dientes desde bebés, pero nunca es tarde para empezar. Ya de adultos puede lograrse, con mucha paciencia”, aclaró Valverde.
¿Cómo hacerlo? Según ella, al principio se puede comenzar forrando el dedo con una gaza y pasarla suavemente por la dentadura del animalito, con la idea de que lo vea divertido, lo asocie a algo placentero y no a un castigo.
Luego, se aconseja usar cepillos de hule que se colocan en el dedo índice del dueño (con cerdas o sin ellas) y más adelante, se pueden emplear ya los cepillos de dientes tradicionales, eso sí que se adecuen al tamaño del hocico del perro (hay con distintos cabezales).
También se debe utilizar pasta dental exclusiva para perros. “Existen muchas marcas y vienen en sabores que a ellos les agrada mucho: pollo o carne, por ejemplo. Las pastas para humanos no son una opción saludable ya que el flúor les puede resultar dañino”, dijo Valverde.
Otra alternativa es ayudarse con bocadillos dentales fabricados con la finalidad de limpiar los dientes de las mascotas mientras los mastican, sin embargo, esto no debería sustituir el cepillado, aclaró la veterinaria.
¡Poco a poco y con suavidad!
La especialista explicó que la limpieza se realiza de manera circular en un ángulo de 45 grados, desde la parte interna de la dentadura hacia adelante, en las piezas de arriba, para luego, repetir lo mismo con los dientes de abajo.
Los movimientos deben efectuarse con suavidad para no lastimar las encías ni asustar a la mascota.
¿Cada cuánto? El hábito se va haciendo poco a poco hasta llegar a tres días por semana como mínimo, comentó Valverde. Lo ideal sería que fuera diario.
Una vez al año, también es apropiado que un veterinario revise la dentadura del perro y, en caso de encontrar problemas, le efectúe una limpieza profunda. Para ello, se podría requerir anestesia y técnicas más complejas.
En resumen, siga estos diez consejos:
