En una fotografía aparece en el Parlamento Europeo, en Bruselas, quizás a punto de legislar para lograr un histórico acuerdo de apoyo económico en media pandemia. Y en otra foto aparece en el mercado de San José, comiendo chifrijo con uno de sus tíos.
En el Parlamento, la eurodiputada Sara Cerdas representa a Portugal. Es una de las 21 legisladoras de ese país en el hemiciclo continental. Su principal enfoque es la Salud Pública, ya que ella es médica y estudiante-trabajadora de un doctorado en Suecia sobre esa misma arista de la sanidad.
En Portugal, ella representa a la isla de Madeira, un archipiélago hogar de 270.000 personas donde ella es muy conocida. Aunque no más conocida que Cristiano Ronaldo, el futbolista hijo pródigo de ese lugar, quien le dio un autógrafo a Sara en 2004.
La joven médica y política, de 32 años, dice esto, con humor, sobre la atención de salud de Costa Rica:
“Yo me rompí mi cabeza cuando tenía 7 años allá, en las termales del volcán Arenal, y me cosió un médico en medio de la jungla. Entonces sé que el sistema de Salud de allá es muy bueno” (ríe).
Sara es hija de Ramón Enrique Cerdas, costarricense; y de Maria José Rodrigues, portuguesa. Ella nació en Portugal, en la isla de Madeira, el 23 de marzo de 1989, pero desde muy chica visitó Costa Rica de forma recurrente.
Entre sus 2 y 15 años, según nos cuenta a través de una videollamada desde “la isla de Cristiano”, vino muchas veces a su país centroamericano para estancias largas, de varias semanas o de mes y medio.
“Cuando regresaba de Costa Rica pasaba cinco días hablando castellano todavía, porque me acostumbraba”, sonríe.
Habla español perfectamente, aunque su acento, como es lógico, no es tico. Con la separación de sus padres y la crisis económica de la década de los 2000, le costó más venir a su otro país entre sus 15 y sus 30 años, cuenta. Aunque nunca perdió contacto con sus familiares, originarios de Heredia. De hecho, ese tiempo sin poder venir le hizo planificar el cumpleaños perfecto para sus 30: volver.
Y aquí surgió una anécdota curiosa.
A comienzos de 2019 ocurrió un hecho que transformó su vida en 180 grados: mientras cursaba un doctorado en la Universidad de Estocolmo (Suecia) en Ciencias de la Salud Pública, el Partido Socialista de Portugal --de centro izquierda; socialdemócrata-- la contactó para ver si quería ser la representante de la isla de Madeira en la campaña para la eurodiputación. Sara llevaba años participando en organizaciones como la Federación Internacional de Asociaciones de Estudiantes de Medicina (IFMSA, por sus siglas en inglés), y en sindicatos médicos, pero nunca se había afiliado a un partido político, aunque las ideas progresistas del partido que la contactó sí iban con su ideología.
Pues bien, Sara les dijo sí. Aceptó poner en pausa su doctorado en Suecia, pero les dio una única condición:
“Lo acepté con la condición de que me dejaran viajar a Costa Rica para celebrar mis 30 años en Centroamérica. Yo viajé el 16 de marzo, y la campaña para la eurodiputación comenzó el 13. Tenía solo dos semanas de estar en Costa Rica cuando me pidieron que volviera a Portugal, y les dije: ‘Bueno, tengo a mis tíos aquí, no les puedo hacer eso’” (ríe).
El viaje lo hizo con su novio y amigos, y cuenta que fue muy importante para ella que conocieran el país y a su familia.
“Fue muy tuanis ver a mi familia. Fue muy tuanis regresar a mi segundo país. Y mostrarlo a personas muy cercanas mías. Soy la única hija de mi papá que no es tica oficialmente. Lo que pasa es que hasta mis 15 años fui muchas veces allá, pero mis papás se olvidaron de meter mis papeles de la naturalización. Es mi derecho ser tica, pero ahora creo que debo vivir cinco años en Costa Rica y hacer la petición. Yo no digo que no, porque para mí vivir en Costa Rica sería buenísimo”.
Salud y Política
Sara está consciente de que el nombre de su partido puede generar rechazo en Costa Rica, y por eso añade: “el nombre puede tener una connotación negativa en América Latina, porque lo relacionan con el socialismo de Cuba, de Venezuela. Pero es la socialdemocracia. Es centro izquierda”.
De hecho, hace parte de la segunda mayor representación del Parlamento Europeo (146 eurodiputados de los 705 que conforman el Parlamento). La primera representación es de partidos de centro-derecha, con 175 miembros.
Aunque como médica atendió en hospitales y culminó su residencia en zonas rurales de Portugal, el campo de especialización de Sara Cerdas está más relacionado con la Salud Pública.
“Nuestro paciente es la población en general. Actuar en programas de vacunación, en la gestión de enfermedades. Nuestro paciente como médicos de Salud Pública es la población; no un individuo en particular. Hacemos planeamiento, intervenciones en la población. Propuestas de tratamiento”.
Su perfil era justamente lo que buscaba el Partido Socialista de Portugal para las candidatura: una joven profesional con esas características académicas, que conoce el servicio social en Madeira y el resto de Portugal, y quien continuaba formándose en Salud.
A comienzos de 2019, en Suecia, Sara preparaba una investigación sobre la conexión entre el ambiente de las profesiones con mayor demanda laboral, y el riesgo de desarrollar una enfermedad mental como la depresión o la ansiedad. Por ahora, su investigación está en pausa mientras atiende la eurodiputación.
Ella será diputada en Bruselas --capital de Bélgica y sede neutral del parlamento que representa a 27 países miembros de la Unión Europea (UE)-- hasta el 2024. El cargo dura cinco años.
“Yo soy la cara de mi despacho, pero tengo un gran equipo detrás mío”, comenta Sara. “Y mis éxitos se deben también a ellos. Hacemos 12 horas diarias de trabajo, con reuniones con la sociedad civil, con expertos. A veces uno legisla tan arriba, en Bruselas, que se puede perder el vínculo con las personas que representamos. Por eso es crucial mantener un contacto constante”.
Tiene un despacho en Bélgica y otro en Madeira, donde sus conciudadanos pueden acercarse todas las semanas a buscar información o hacer preguntas y propuestas.
Sobre el Parlamento Europeo
La “tica” explica que la Unión Europea influencia el 68% de la legislación nacional portuguesa. O sea que el trabajo que desempeña en Bruselas tiene un vínculo directo sobre el país que representa.
Por su especialidad en Salud, Sara fue una de las negociadoras del nuevo Programa Europeo de Salud, que logró un aumento de presupuesto del 920%.
“Antes de la pandemia tenía 500 millones de euros. Dos meses después del inicio de la pandemia, hicimos una propuesta en la comisión para aumentar a 9.400 millones. Se quedó finalmente en 5.100 millones. Es dinero para ser usado entre el 2021 y el 2027, y está destinado a cuatro objetivos. También hay un 12,5% que es para cooperación externa, para trabajar con países afuera de la UE”.
En la UE, la salud es competencia de cada país, pero la Unión tiene como obligación proteger la salud pública en general.
Con apenas un año y medio de ser eurodiputada, la “tica” portuguesa ganó un reconocimiento parlamentario como mejor eurodiputada en la categoría Salud del 2020.
Esto dijo ella al recibir el honor: “No debemos olvidar que la salud va más allá de la prestación de servicios de salud, y que el Parlamento Europeo está comprometido a crear y trabajar por una verdadera Unión Europea de la Salud que no deje a nadie atrás”.
En el Parlamento, Sara es vicepresidenta de la Comisión Especial sobre Lucha contra el Cáncer. Y participa activamente en otro puñado de comisiones e iniciativas.
Sara y Costa Rica
La eurodiputada nos envió algunas fotografías de su viaje de 30 años a Costa Rica. Tras 15 años de extrañar su tierra, las imágenes van desde recorridos por el volcán Irazú, a 3.432 metros sobre el nivel del mar, hasta la degustación de chifrijos en el mercado de San José, con tu tío José Cerdas.
Sobre Costa Rica, Sara dice que en el Parlamento hay una muy buena percepción del país.
“Lo ven como un país importante para mantener la estabilidad en la región. Con un buen desarrollo y en la delantera al combate de las alteraciones climáticas con sus políticas de preservación y sustentabilidad ambiental. La cooperación entre la Unión Europea y Costa Rica es importante para el cambio de estas buenas prácticas, dando el ejemplo”.
Antes del drástico giro que dio su vida con la política, allá por 2014, cuando hacía su residencia en Medicina lejos de Lisboa, dice que las personas la quedaban viendo anonadadas cuando gritaba los goles de la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica durante el mundial.
“A mí me encanta el fútbol, pero sobre todo las selecciones. Y fui de las únicas personas en gritar los goles del mundial 2014 de Costa Rica. Tenía una T Shirt pequeñita de Costa Rica y la andaba por todos lados. Llegamos a los 4tos de final y me puse como loca. Todo el mundo me miraba y se preguntaban: ¿Qué es esto? ¿Una tica acá'?”
En ese torneo Portugal no pasó de la fase de grupos.
Con sus hermanos, que sí están nacionalizados ticos, ella dice que usan el español sobre todo para asuntos serios, como cuando toca regañarlos. Es algo así como el idioma familiar de mayor confianza, o de mayor autoridad.
Como indicamos antes, Sara lo habla perfecto, aunque dice que no lo practica mucho. Con acento portugués, eso sí, se le salen los “tuanis” y los “pura vida” en medio de sus frases.
Por lo general, su tiempo lo pasa en Bruselas, pero regresa a Madeira dos o tres veces al mes por trabajo y para ver a su familia. En casa hace gallo pinto, pero con salsa inglesa, porque no siempre tiene Lizano. “No es lo mismo”, dice.
El gallo pinto y el chifrijo son sus comidas típicas favoritas. “¡Me encantan!”, exclama ante la pregunta. Pero su desayuno predilecto es otro: chorreada de maíz con natilla y café negro. Debe ser la única eurodiputada con tan buen gusto.