La Garrucha, México (AP) . En lo que representaría una transformación histórica del movimiento insurgente de los Zapatistas, el subcomandante Marcos anunció ayer que los rebeldes saldrán de sus escondites en la selva y realizarán un recorrido de seis meses por todo el país.
Ante 22 comandantes y líderes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Marcos no dio detalles sobre cuántos dirigentes rebeldes lo acompañarán en la caravana, que comenzaría el 1° de enero del 2006 en San Cristóbal de las Casas, una ciudad enclavada en las montañas del estado sudoriental de Chiapas.
Después de guardar un silencio casi absoluto durante cuatro años, Marcos ha realizado varias apariciones públicas recientes. Ha criticado al exalcalde de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, el principal candidato de la izquierda para las elecciones presidenciales de julio del 2006.
Cuando se le pidió su opinión sobre López Obrador, ayer, Marcos hizo una seña obscena y respondió: "Lo que diga mi dedito. Usó así una frase que el exalcalde suele emplear en sus conferencias de prensa, moviendo su dedo índice de un lado a otro para responder que no a alguna pregunta.
Lo que vamos a hacer es, juntos, sacudir a este país desde abajo, levantarlo y ponerlo de cabeza", advirtió Marcos.
Otro líder rebelde, el comandante Moisés, enfatizó que en la caravana nacional, los zapatistas irán desarmados, y permanecerán una semana o más en cada uno de los 31 estados del país y en el Distrito Federal.
"No vamos a ir a provocar acciones de guerra, vamos a promover lo que quiere el pueblo de México, una lucha pacífica y política", explicó Moisés, sobre la caravana, que es conocida ya como 'La Otra Campaña', pues coincidirá con la época en que los candidatos presidenciales realizarán sus actos proselitistas, de cara a los comicios.
Marcos dijo que después de la escala en San Cristóbal de las Casas, los zapatistas se dirigirán a la costa del Caribe, y cruzarán los estados del centro y del sur antes de llegar en abril a la Ciudad de México.
Dijo también que en mayo y junio, se reuniría con algunos migrantes mexicanos, que se encuentren en las ciudades fronterizas de México.
Los comentarios de Marcos surgieron mientras un millar de simpatizantes zapatistas se reunían en la comunidad de La Garrucha, en medio de la selva, para discutir lo que sería una transición histórica del movimiento armado, para transformarlo en un grupo político.
Los zapatistas no han salido de Chiapas en conjunto en casi cinco años, y hay muchas preguntas sin respuesta sobre el recorrido actual, incluyendo si Marcos y otros insurgentes se quitarán los pasamontañas que les cubren el rostro.
Sin embargo, algunos activistas urbanos que respaldan a los zapatistas se preguntan cómo el movimiento puede avanzar hacia las grandes ciudades de México mientras mantiene una organización armada en la selva.
"Cuando hay un movimiento poderoso, bien organizado, la gente actúa abiertamente, con sus rostros al descubierto", dijo Armando Montiel, dirigente de un grupo socialista. "Pero tampoco podemos pedirle a Marcos que se quite la máscara", añadió. "Él la ha usado desde el comienzo, y eso ha funcionado".
Los rebeldes lanzaron una breve insurrección en enero de 1994 exigiendo el derrocamiento del gobierno. Poco después aceptaron una tregua con el gobierno y desde entonces el movimiento ha sido en buena parte pacífico y se ha concentrado en la defensa de los derechos de los indígenas.
Aunque muchos están entusiasmados con la nueva campaña, cuyo propósito parece ser rivalizar con el carismático López Obrador, otros se preguntan si los rebeldes pueden continuar con su base indígena mientras tratan de captar la atención de sectores urbanos.
"Los campesinos e indígenas no son de izquierda: son de abajo", dijo Jan de Vos, un antropólogo de Chiapas. "Tengo la impresión de que esta simbiosis se cuajó mucho más a nivel de discurso que en la realidad. Arriba estaba la montaña y los insurgentes y abajo las cañadas".