
Se fue el poeta, el educador, el político, el idealista... Isaac Felipe Azofeifa, baluarte de la cultura costarricense, dejó de existir ayer, a los 87 años, como consecuencia de un derrame cerebral que sufrió en abril de 1996 y que lo había mantenido en cama durante casi un año.
Su muerte se produjo en su casa en Curridabat, cerca de las 6:30 p.m. El 25 de abril de 1996 había ingresado al hospital Calderón Guardia luego de sufrir una trombosis coronaria.
Las últimas hojas de su vida fueron escritas con palabras de dolor y nostalgia de parte de los amigos y discípulos que le conocieron.
Uno de ellos fue el padre de Cocorí, Joaquín Gutiérrez Mangel, quien lo tuvo como mentor en el Liceo de Costa Rica, en 1934, y como amigo de toda la vida: "Esto que vivimos ahora es motivo de profundo dolor; lo que más quisiera es tenerlo vivo hasta el final de este maldito siglo".
Y es que don Isaac fue un libro abierto de múltiples capítulos, de variadas facetas. Se desempeñó como educador, poeta y político, pero, además, fue un gran ciudadano.
El fallecimiento de Azofeifa constituye la segunda gran pérdida para las letras nacionales en menos de dos semanas. El 22 de marzo murió el escritor Fabián Dobles, víctima de una complicación por una embolia pulmonar.
De origen humilde
Nacido en un hogar de campesinos, un 11 de abril de hace 87 años, don Isaac mantuvo la sencilla calidez de los que labran la tierra.
Pero él, en lugar de formar surcos en el campo con el arado, utilizó la palabra como instrumento para cultivar en cientos de corazones jóvenes la inquietud por la literatura.
Influenciado en su poesía por el nicaragüense Rubén Darío y por el chileno Pablo Neruda, sus principios pedagógicos y amor por la literatura los contagió a centenares de discípulos, entre los que se cuentan Joaquín Gutiérrez, Fabián Dobles, Alberto Cañas, Samuel Rovinski, Arnoldo Mora... y muchos, muchos otros que siguieron sus pasos y han dejado huella.
No en vano se le reconoce como uno de los grandes educadores costarricenses, revolucionario de la enseñanza.
En su prolífica hoja de vida destacan su ejercicio de la docencia en el Liceo de Costa Rica, en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (UCR), en la Escuela Juan Rudín y en la Normal de Heredia.
"Don Isaac Felipe fue profesor de varias generaciones, en las que hizo méritos porque no solo fue un maestro, sino un gran amigo y ejemplo de honestidad, de probidad en todos los campos", dijo el escritor Samuel Rovinski, compañero, también de luchas políticas dadas en el grupo Soberanía y en el Partido Fuerza Democrática.
Su edad y los problemas coronarios que padecía en sus últimos años, no le impidieron continuar el camino de su producción literaria. Antes de morir, incluso, dejó listo para publicar el poemario Orbita.
Entre las obras suyas figuran: Trunca Trinidad (su primer libro, publicado en 1958); Vigilia en pie de muerte (1962); Canción (1964); Estaciones (1967) y Días y territorios (1969).
Su vasta obra le fue reconocida en múltiples oportunidades.
El adiós al maestro será hoy a las 4 p.m en la iglesia de Fátima en el barrio Los Yoses, Montes de Oca.
Desde anoche, sus restos son velados en la Funeraria Montesacro. Su cuerpo descansará en el Cementerio Montesacro.
A don Isaac le sobrevive su esposa, Clemencia Camacho, y seis hijos.
Colaboró en esta información Patricia Leitón, redactora de La Nación