The New York Times Syndicate.
Wilmer Valderrama no es ajeno a los lugares de moda de Hollywood. Con frecuencia se deja ver en compañía de alguien sensual y famosa, como Jennifer Love Hewitt, Lindsay Lohan, Mandy Moore o Ashlee Simpson, pero esta estrella en ascenso, de 26 años de edad, parece estar tomando la vida más seriamente. “Mi nueva meta ahora es convencer no solo a los medios, sino también a la prensa y a los jóvenes de Hollywood de que empiecen a hablar de cosas que importan”, afirma, “a diferencia de lo que todos queremos leer, que es dónde come todo el mundo y qué ropa usa”.
Más conocido como Fez en la tremendamente exitosa comedia de Fox, That 70’s Show (1998-2006), a Valderrama le preocupaba un poco que Fez , un estudiante extranjero de intercambio con un extraño acento y procedente de una anónima nación insular, se hubiera vuelto muy popular.
“Recorrí toda la ciudad tratando de demostrar a directores y productores que yo no era Fez ”, explica el joven.
Otra faceta. Ahora, Valderrama tendrá la oportunidad de demostrar que puede hacer algo más que comedia en la producción Fast Food Nation , la perturbadora denuncia de Richard Linklater contra la industria de la comida rápida y los empacadores de carne que la abastecen.
En la película, que se estrenó en todo Estados Unidos el 20 de noviembre del 2006, él interpreta a Raúl, un mexicano que entra ilegalmente a Estados Unidos para trabajar en condiciones inhumanas en un matadero de reses.
“Fui con Richard Linklater y le expresé que haría cualquier cosa por estar en esa película”, recuerda Valderrama.
“Trabajé mucho con el acento mexicano para estar listo y, afortunadamente, Richard me dio el papel”, agregó el actor.
Sus orígenes. Valderrama es de origen colombiano y venezolano. Nació en Miami y se crió en Venezuela, de donde regresó a Estados Unidos a los 13 años. Fue por sus antecedentes que se identificó mucho con la lucha de Raúl por triunfar en el Norte.
“Siendo yo mismo inmigrante y habiendo llegado aquí sin saber ni una palabra de inglés, entiendo la lucha constante por alcanzar el sueño americano”, indica con vehemencia el actor.
“Pero, en serio, sigo pensando que estoy en el mejor país del mundo. Me dio la oportunidad de un mejor futuro, y también a mi familia. Nosotros tenemos una cosa muy clara: vinimos aquí a trabajar. Y ese es el compromiso universal de todos los inmigrantes que llegan a este país”, enfatiza Valderrama.
Pero Wilmer admite que él nunca experimentó nada parecido a las condiciones a las que se enfrenta su personaje, en una pestífera y brutal planta de procesamiento de carne.
“Teníamos a un equipo muy pequeño al que se le permitió rodar dentro de un matadero real”, señala, “y era bastante horrible. Literalmente, ahora que lo digo, se me pone la piel de gallina al recordar lo que vimos en persona y lo que recreamos. Era muy difícil ponerme en los zapatos de Raúl, pues a él le tocó la peor parte, empezando cuando se arriesgó a cruzar la frontera”.
Los constantes prejuicios que el personaje de Raúl encuentra en los anglosajones tocaron una fibra sensible de Valderrama.
“No tenía idea de lo que era realmente el racismo hasta que llegué a Estados Unidos”, asegura. “Yo apenas empezaba a aprender inglés. Iba a la cafetería de la escuela y veía la comida y no podía pedir lo que quería. Me sentaba solo en una mesa apartada, mirando a todos los demás, rubios y de ojos azules”, recuerda.
“Cuando empecé a poder mantener conversaciones con la gente”, continúa con una mueca, “me di cuenta de que, si tenías acento y necesitabas tres o cuatro frases más para darte a entender, eras considerado parte de un grupo estereotipado de gente”.
Voz de las minorías. Recientemente, Valderrama ha aparecido como voz pública de los inmigrantes ilegales.
Cuando recibió el premio Horizonte de la Fundación Nacional Hispánica para las Artes, con sede en Washington, él habló conmovedoramente de las aportaciones de los latinos al país.
“Yo señalé que todos esos ilegales hacen trabajos que nadie más quiere hacer”, explica, “y que regresan miles de millones de dólares al país al comprar cosas. Están cubriendo una necesidad, pero queremos que desaparezcan”, destaca el actor.
Aunque Fast Food Nation , basada en el exitoso libro de denuncia de Eric Schlosser, habla de las dificultades a las que se enfrentan Raúl y otros trabajadores inmigrantes, también se centra en las insalubres condiciones de las empacadoras de carne mal manejadas. Valderrama, que es el primero en señalar que no es vegetariano, no obstante quedó impresionado por lo que vio.
“Yo crecí en Venezuela, donde mi padre tenía un rancho, y no había cuestiones morales en matar animales para comer”, asegura el actor. “Pero nunca había visto máquinas que procesaban una vaca en un minuto, como se ve en la película. Hay muchos lugares donde las cosas pueden salir mal. En 60 segundos, la vaca llega al enorme matadero y se convierte en filetes y hamburguesas”.
En cuanto a las hamburguesas de los restaurantes de comida rápida, Valderrama insiste en que él simplemente dice que no.
“Nunca fui muy aficionado a la comida chatarra”, relata, “pues he practicado deportes toda la vida y crecí comiendo carne fresca, no procesada”.
Cuando llegué aquí, a EE.UU., y empecé a comer esta comida rápida, descubrí que 10 minutos después me empezaba a sentir muy mal. Tenía 10 minutos de gloria y luego el cuerpo empezaba a decir: ‘¿Qué demonios fue eso?’ Así que renuncié a la comida rápida”, cuenta Wilmer.
Otro negocio. Los comensales no encontrarán comida rápida en ninguno de los restaurantes de Los Ángeles en los que Valderrama es socio, Dolce y Geisha House. “Tenemos gente muy consciente de su salud en nuestros lugares”, afirma, “pues es Hollywood y todos quieren estar sanos. Así que tratamos de tomar muy en cuenta la salud”.
Aunque está orgulloso de su exitoso negocio de restaurantes, Valderrama prefiere hablar de su primera incursión en la producción, Yo Mama . Este programa es una competencia de adolescentes donde abundan las palabras altisonantes, que él mismo presenta y que está entrando en su segunda temporada en MTV.
“ Yo Mama es muy gratificante, pues pude poner en televisión a chicos de los barrios pobres, que nunca soñaron con estar ahí, y darles la oportunidad de algo positivo”, explica.
“Y creo que le mostramos al país cómo son los chicos reales de EE.UU., pues están representadas muchas minorías. No mostramos a un montón de chicos ricos, que viven en la playa y se quejan de esto y engañan a alguien. Estos muchachos tienen problemas reales y hablan de su vida, pero no dejan de tener esperanzas”.
A continuación, para Wilmer Valderrama está la versión para la pantalla grande de la serie de televisión ChiPS (1977-1983), en la que él interpretará al oficial Francis Ponch Poncharello.
“Voy a ser el Ponch de la nueva generación”, dice, “y eso va a ser un gran privilegio. Ahora hay que seleccionar al otro miembro del equipo de ChiPS , Jon Baker”.
Activista. Pero es obvio que Valderrama tiene en la cabeza más cosas que la actuación. También está muy orgulloso de su reciente designación como vocero de la Fundación Christopher Reeve.
“La fundación se me acercó pues quería llegar no solo al público en general, sino también a las minorías, para despertar la conciencia de dónde pueden obtener ayuda y orientación”, afirma.
“Recientemente hablé ante varios cientos de chicos que estaban por salir de preparatoria y les dije: yo estoy aquí para decirles que ustedes están en un país donde pueden volver realidad esos sueños”, concluyó Valderrama.