Para entender a Nelly Furtado, primero hay que hacer un repaso de su colección de discos: hip-hop , rock , música brasileña, techno , R&B ... la lista es larga.
Así se comprende el batido de influencias que se reflejan en la música de esta canadiense de 20 años, quien en pocos meses ha visto como su nombre se cotiza en el mercado de la música.
Es cierto, Nelly reune muchos de los requisitos para ser estrella juvenil: profundos ojos verdes, excelente bailarina y voz versátil. Lo que la diferencia de toda la generación de "clones Britney" es que, como bien lo han dicho los críticos, en la música de Nelly hay talento. Y todo le pertenece a ella.
La ecléctica
Su disco debut ¡Whoa, Nelly! salió a la venta el 26 de setiembre del año pasado, pero muchos no le pudieron cuidado. Sin embargo, Nelly estaba lista para las grandes ligas.
Hoy muchos especialistas coinciden en que el título no le pudo quedar mejor al álbum, pues al oírlo no ha faltado quien suelte esa expresión de admiración ante el material. Pero para que eso suceda, hay que irse dos décadas atrás.
Nelly nació y creció en la remota Victoria, Columbia Británica, y aunque su nacionalidad es canadiense, el ser hija de un matrimonio de inmigrantes portugueses le ha dado el vínculo con la cultura lusitana.
Desde pequeña, sus padres le dieron el ejemplo de lo que era ganarse la vida a punta de trabajo. Y, aunque en su casa nunca hubo grandes lujos, nunca faltó la música.
Nelly se metió a la música por diversión, para, al final, tomar total dominio de la guitarra y el ukulele, además de entretenerse con Mariah Carey, TLC, Jodeci y Bell Biv DeVoe.
Luego descubrió los discos de su hermano mayor y así escuchó a U2, Radiohead, Oasis y Portishead. Su hambre de música siguió creciendo y pronto se metió de lleno en los sonidos de Brasil, India, en el techno europeo y hasta en clásicos como Beatles, Bob Marley y Simon & Garfunkel. Se ha convertido en una esponja.
Busca fortuna
Después de terminar el colegio, Nelly se mudó a Toronto. Allí trabajó de día en una compañía de alarmas para poder dedicar las noches a la música.
En esa ciudad formó parte del dúo de hip-hop Nelstar, además de que su vena creativa salió a la luz y pronto empezó a escribir sus temas.
Cuando tenía 18 años participó en una noche de talentos femeninos en un club local. Esa noche entre el público estaban Brian West y Gerald Eaton, del grupo canadiense Philosopher Kings y su impresión por el potencial de Nelly les hizo buscarla y empezar a hablar de música.
Eaton y West produjeron el primer demo de la joven. El resultado fue prometedor y para cuando los músicos quisieron volver al estudio, se dieron cuenta que Nelly se había marchado a "mochilear" a Europa.
Convencida de volver a Toronto, Nelly grabó nuevos temas, los cuales llegaron a la disquera Dreamworks, la que al final le extendería un contrato, manteniendo a Eaton y West como sus productores.
Gran niña
Nelly ha sido una de las pocas figuras femeninas que se ha ganado, con méritos, el respeto de sus colegas mayores.
Moby fue el primero en reconocerlo al invitarla a tomar parte en su gira Area: One. Luego Sarah McLachlan la participó de su ya legendario Lilith Fair, tour que comprende a algunas de las estrellas femeninas más grandes de la historia del rock.
Whoa, Nelly! ya sobrepasó el millón de copias solo en Estados Unidos, y temas como I'm like a bird y Turn off the lights han sido éxitos inmediatos en todo el mundo.
Hoy su nombre aparece postulado a premios de parte de Billboard, VH-1 y MTV y sus presentaciones son pedidas a gritos en decenas de países.
Nelly ha dicho que lo sucedido la divierte y que le despertó el apetito por hacer música. "Estoy lista para seguir. Quiero crecer, desarrollarme y lo único que tengo que hacer es seguir escribiendo y ver a donde llego", dice la cantante y compositora en su página web.
Y es ese deseo de crecer el que también diferencia a Nelly de los ídolos juveniles de plástico. Es difícil pensar qué será de los 'NSync o Mandy Moore en 10 años, pero Nelly Furtado puede apostar que seguirá absorbiendo, procesando y emitiendo música, sin que importe la edad.