
Arribar a la Cruz de Alajuelita fue su génesis. Llegar a la cima de los siete picos más altos de Suramérica es su mayor logro. Y escalar hacia la cúspide del Everest es su sueño.
Así definiría Warner Rojas Chinchilla los casi 30 años que ha ocupado en ascender 62 montañas del continente americano.
Una escueta visita al Monte de la Cruz, que realizó con su madre a la corta edad de 11 años, despertó en este vecino de San Antonio de Escazú una pasión: conquistar las cimas más altas del mundo.
En nuestro país, el josefino registra 35 cerros escalados, donde principalmente figuran los cerros Ventisqueros (3.814 metros) y el Chirripó (3.821 metros).
Luego de penetrar las más recónditas y altas montañas de aquí, se ocupó de las cimas del istmo.
El volcán Concepción (1.675 metros) en la Isla Ometepe, en Nicaragua, fue su primera travesía fuera de Costa Rica; misma que le despertó el interés de cortejar con las montañas centroamericanas.
En Guatemala, el volcán Tajamulco (4.221 metros); en Honduras, Cerro las Minas (2.849 metros); en Nicaragua, Cerro El Pital (2.746 metros) y en Panamá, el volcán Barú (3.475 metros) dan fe de su afición.
No satisfecho con esto, Rojas tomó la decisión de escalar geografías nevadas, parecer que según nos dijo, le quitó la paz a su madre.
Sin importar esto, en el 2008, el aventurero de 39 años de edad escaló el pico Orizaba, en México. Relieve con altura de 5.700 metros.
En una cómoda terraza en su casa de habitación contó que fue en ese momento donde se decidió escalar el punto más alto de América: el Aconcagua ( 6.962 metros).
Superada esta cima, un nuevo reto tocó a su puerta: iniciar con el ascenso a los siete picos andinos (incluido el Aconcagua): Ojos del Salado, en Chile; Huascarán, Perú; Sajama, en Bolivia; Chimborazo, en Ecuador, Ritacuba Blanco, Colombia y Pico Bolívar, Venezuela.
Concluir con éxito todos estos desafíos –que arrancaron en febrero del 2008 y concluyeron en agosto del 2011– le abrieron la mente a una nueva meta: instalar la bandera de Costa Rica en la cima del Monte Everest (8.848 metros).
Rojas no solo expresó su deseo por llegar a esa montaña, sino dejó entrever la seguridad y confianza que le permitirían concretar eso que él denomina el sueño de cualquier montañista.
No es de verbo pausado, es bromista, valiente y aventurero y recuerda con humor el haberse ido en una grieta cuando escalaba el Chopicalqui, monte nevado de Perú.
A Rojas el café y la bolsa para chorrearlo no le pueden faltar en sus aventuras, son tan imprescindibles como un buen equipo.
La expedición arrancará el 24 de marzo y la única preocupación del montañista es que las condiciones del clima le frustren su objetivo.