El nombre de Elia Kazan ha quedado para siempre unido al de la "caza de brujas". Él es el más popular de los delatores que colaboró con el comité de actividades antiamericanas en la década de los años cincuenta.
Kazan denunció a ocho miembros de esta misma industria que, como él, habían pertenecido al Partido Comunista.
Su delación nunca fue perdonada, en especial dada la falta de arrepentimiento demostrada al reconocer como única disculpa que todos los nombres que había facilitado "ya habían sido denunciados con antelación".
Su actitud beligerante la mantuvo hasta el final. En 1999, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le concedió un Oscar en honor a su destacada carrera.
El acto despertó viejos fantasmas y la polémica dividió la ceremonia de los Oscar entre aquellos que aplaudieron a un maestro y los que se sentaron en sus manos en señal de protesta.
Tampoco ese día hubo una disculpa por parte de quien ya había conseguido dos premios Oscar por Gentlemans Agreement y On the Waterfront , desatando duros comentarios por parte de las víctimas de la "caza de brujas" que vieron sus carreras en Hollywood arruinadas tras aquella era de denuncias.
Kazan dejó instrucciones en las que prohibía un funeral sombrío en favor de una fiesta a la que deberían de estar invitados sus enemigos, "si es que aún estaban vivos".
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