Este título estaba, desde hace tiempo, en mi larga lista de espera. Alguien me habló de que se habían suscitado sobre el particular algunas disensiones entre los expertos del MEP con motivo -creo recordar- de las pruebas de español en bachillerato. Y me comprometí a echar mi cuarto a espadas en la trifulca.
[En realidad siempre he pensado que el punto de la regularidad e irregularidad de los verbos -como tantos otros temas teóricos de la gramática- debería perseguir, para un alumno de secundaria, un solo y exclusivo propósito: emplear correctamente las formas verbales al menos en su comunicación formal. Que el estudiante aprenda a utilizar -al margen de situaciones coloquialistas, cuya realidad y aun legitimidad no estamos poniendo en tela de juicio- cuele ( y no cole), aprieta (y no apreta), sueldan (y no soldan), prevé (y no prevee), contradirán (y no contradecirán), yerra (y no erra), satisficiera (y no satisfaciera)&...;, por solo citar unos pocos ejemplos.]
Pero vamos al grano. La Gramática de la Lengua Española, de la RAE, determina muy claramente el punto en cuestión: "g) Regular se llama el verbo que en todos sus tiempos y personas conserva sus letras radicales y toma las desinencias ordinarias de la conjugación a que pertenece. h) Irregular es el que se conjuga alterando, ya sus radicales, ya las desinencias propias de la conjugación regular, ya unas y otras" (capítulo VI, 81).
Desde estos conceptos sencillos parece lógico concluir que cualquier alteración, por pequeña que sea, que separe un verbo de su modelo o paradigma ( amar , temer y partir han sido los tradicionales, aunque la moderna gramática de Alarcos Llorach prefiera cantar, comer y vivir: es exactamente igual) lo estigmatiza con el sambenito de la irregularidad. No importa que la diferencia esté en el radical (pued-o, quep-o, hag-o&...;) o en la desinencia (est-oy, and-uve, s-omos&...;)
También resulta razonable aceptar que en todos los verbos irregulares existen más o menos formas regulares. En el presente de indicativo del irregular caber , por ejemplo, todas las personas, excepto la primera singular -quepo-, son regulares (cabes, cabe, cabemos, cabéis, caben). La misma gramática académica (103, 2°) explica que el pretérito imperfecto de indicativo es el tiempo más regular ya que en él sólo tres verbos ( ir , ver -y el compuesto prever, desde luego- y ser ) poseen irregularidades (¡y en esos tres verbos, en cambio, el futuro es regular!)
Considero importante agregar que la gramática de la Academia es enfática cuando advierte que la regularidad de los verbos "no se destruye con las leves mutaciones a que obliga, a veces, la Ortografía" (102, a). Se hace así referencia a los verbos terminados en car, cer, cir y en gar, ger, gir. Los cambios radicales (inevitables para mantener la igualdad fonética) de la c en z o en qu (venzo, toqué ), así como los de la g en j o en gu (proteja, pa gu e) no afectan la categoría de regulares de los verbos vencer, tocar, proteger, pagar y otros similares.
Podríamos seguir desarrollando este tema ad náuseam, pero nada más lejos de mi deseo. Tal vez otro día.