Quito . El escándalo por el tráfico ilegal de armas desde Argentina a Croacia y Ecuador se ha extendido a este país andino, donde se apunta a la cúpula militar de 1995 como responsable de una compra millonaria de armamento-chatarra.
La investigación ha revelado que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas esperó cinco meses para reclamar por la presunta estafa que supuso recibir material bélico obsoleto desde Argentina, pagado con sobreprecio.
Ecuador compró a Argentina en febrero de 1995, a través de intermediarios, 4.998 fusiles y un millón de proyectiles, en un momento de emergencia nacional debido al enfrentamiento bélico fronterizo con Perú.
Ese es el argumento principal de los responsables militares de la época para justificar que tras recibir el armamento se envió inmediatamente sin ser verificado a los reservistas que se entrenaban en la Brigada Galápagos en Riobamba (centro del país) para defender la frontera con Perú.
Fue allí donde se descubrió que las armas databan de 1993 y eran obsoletas, aunque pintadas para que parecieran nuevas.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas ecuatorianas aguardaron hasta julio de 1995 para suspender la llegada de más entregas de material bélico y finalizar unilateralmente el contrato.
La investigación en curso reveló que se firmó en Ecuador el acta de recepción del armamento, que señalaba que el material era nuevo.
Ecuador, debido a la guerra con Perú, estaba sometido en 1995 a un bloqueo internacional para la venta de armas, que desde Argentina no se respetó a pesar de ser país garante para la solución del conflicto.
El caso está en proceso de investigación en Ecuador y por ahora aparecen como acusados los empresarios en armamentos Roberto Sassen y César Torres Herbozo, pero la actuación de altos mandos militares de la época también es cuestionada.
El diputado Fernando Rosero, quien en 1996 era contralor general del Estado, insistió en que la Justicia debe sancionar a los responsables de la compra del armamento-chatarra.
"La historia deberá señalar a los que actuaron irresponsablemente contra la patria como los chatarreros del Cenepa", dijo Rosero en referencia a los responsables militares durante el conflicto bélico fronterizo con Perú en torno al río Cenepa.
Su afirmación ha causado gran malestar entre los altos mandos militares en ese período.
El proceso ha pasado de manos de la Justicia ordinaria como delito de estafa, y a la Corte de Justicia Militar por ser un posible atentado a la seguridad del Estado.
El exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas Víctor Bayas reconoció que él escogió al proveedor de las armas y que sabía que eran de procedencia argentina, pero que hasta meses después de la entrega no supo que eran inservibles.
Por su parte, el ministro de Defensa en ese periodo, el general José Gallardo, quien también firmó el contrato para la compra de las armas, aseguró que no intervino en la negociación y, por lo tanto, no pudo saber si había estafa.
"Hubiera comprado armamento a Satanás para salvar a mi patria", manifestó para justificar la necesidad urgente de esa material durante la guerra con Perú.
También el actual alcalde de Quito, general Paco Moncayo, comandante en el teatro de operaciones del conflicto, rechazó las acusaciones en su contra y dijo: "No me perdonarán no haber traído los tanques de la frontera para defender a un Gobierno", en alusión a los seguidores del depuesto presidente Abdalá Bucaram, entre ellos Rosero.
En 1997, las Fuerzas Armadas ecuatorianas reclamaron a la aseguradora del contrato, que tuvo que devolver seis millones de dólares de los siete pagados por las armas en 1995.
El armamento que Ecuador compró a Argentina permanece almacenado en las bodegas de un batallón militar en Quito, a la espera de que concluya la investigación.
El caso esta siendo utilizado políticamente, según denunciaron los medios de comunicación, que advirtieron de que la Justicia debe sancionar a los responsables de la venta fraudulenta de armas en un grave momento de la historia nacional, pero no ser aprovechado para venganzas partidistas.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, Nacion.com Fuente: agencias.