Octubre casi llega a su fin y el vaivén de las olas trae consigo una carga pesada: decenas de tortugas baulas que se resisten a la extinción de su especie y llegan a Guanacaste para desovar.
Antes eran miles, pero los depredadores se han encargado de diezmarlas.
Si usted quiere admirar esa extraordinaria manifestación de vida debe convertirse en cómplice de ellas y apegarse a las reglas establecidas por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).
La temporada de desove se extiende desde ahora hasta el próximo mes de febrero en Playa Grande, donde se encuentra el Parque Nacional Marino Las Baulas. El ingreso a este sitio es libre desde las 6 a. m. hasta las 6 p. m: a partir de esta hora, la entrada quedará restringida a favor de los quelonios.
"Si llega mucha gente, las tortugas se asustan y dejan de llegar a la playa para desovar. Eso aumenta el peligro de extinción, por lo que se hace indispensable regular el ingreso de visitantes", explica Milsiades Mena, encargado del Programa de Ecoturismo de dicho parque.
Oportunidad única
Con su paso lento, valiente y silencioso, las baulas son las tortugas más grandes del mundo: pueden medir hasta 1,70 metros de diámetro. En un periodo de cinco meses, ellas salen a poner huevos unas nueve veces.
Para llegar al sitio de desove se puede ir directamente a Playa Grande o entrar por Tamarindo, en suyo caso hay que alquilar una lancha.
"En cada puesto solo se recibe a 60 personas; es decir, pueden ingresar 120 por noche. Lo más seguro es hacer reservación, pero también se dejan 20 cupos libres para la gente que llega a solicitar el ingreso directamente", detalla Mena. (Véase recuadro Campo asegurado).
Los visitantes son divididos en grupos de 15 personas, quienes realizan el recorrido por la playa en compañía de un guía local. Conforme llegan las tortugas, una por una, cada grupo tendrá derecho a observarlas en una etapa de su faena: cavando el hoyo, desovando, o enterrando los huevos.
Estas "gigantes marinas" carecen de un escudo para resguardarse en su lucha, ya que no pueden esconderse dentro de su caparazón. Por tal motivo, los visitantes no pueden llevar focos, linternas, cámaras u otros objetos que puedan asustarlas.
Según Mena, los visitantes deben armarse de paciencia y disfrutar al máximo el poco tiempo que pueden estar frente a las tortugas. En ocasiones ocurre que ninguna tortuga aparece durante el recorrido de los grupos: en este caso, la persona tendrá derecho a entrar otro día sin pagar la entrada.
Así, todos tendrán la oportunidad de admirar la lucha de estas madres por perpetuar su especie.
Campo asegurado
Hay varias formas de reservar la entrada al Parque Nacional Marino Las Baulas:
Sector de Playa Grande: De 8 a. m. a 12 mediodía, en la propia entrada a la playa o al teléfono 653-0470. Tarifa: ¢500, nacionales; $6 (¢1.758), extranjeros.
Sector de Tamarindo: De 1 p. m. a 5 p. m. En el lugar hay tres empresas que ofrecen alquiler de lanchas para llegar al parque. Tarifa $30 (¢8.790) por persona, aproximadamente. Incluye traslados en lancha y entrada al parque.
Fuentes: Milsiades Mena y Departamento de Prensa del SINAC.