Ambos viven relativamente bien. Son una pareja que disfruta de su vejez en medio de un dulce, aunque solitario hogar. Algo encierra el alma que visiblemente resiente el cuerpo, por ello, ambos emprenderán una aventura que cambiará sus destinos para siempre.
Hablamos de Rudi y Trudi, interpretados por Elmar Wepper y Hannelore Elsner, los esposos que protagonizan el filme Las flores del cerezo , cinta alemana/francesa que actualmente se exhibe en Cinépolis, Terramall. La cineasta alemana Doris Dörrie es la directora de este drama.
Cuando Trudi se entera de que su esposo sufre una enfermedad terminal, ella hace todo lo posible para que su esposo viva los mejores días de su vida. La recomendación médica es que ambos vivan una última aventura juntos: ellos viajarán en busca de un poco de felicidad.
Su travesía los lleva, primero, a Berlín, donde visitaran a dos de sus hijos, y luego a Japón, donde radica el tercero. Más allá de lo esperado, el encuentro con sus hijos les clavará una estaca propiciada por el consumismo reinante y el egoísmo. Sus tres retoños han cambiado.
Cuando el viaje continúa, lo inesperado sorprenderá al desahuciado Rudi, quien conocerá de cerca el valor de la entrega y el amor. Sin pensarlo, su desbocada aventura se orientará hacia nuevos horizontes, los cuales recorrerá inspirado por los sueños y deseos de su amada Trudi.
Es, entonces, cuando la danza Bhuto y la cultura del Japón tomarán protagonismo en la película, como símbolo de una exquisita sensibilidad.
De la mano de una danzante Bhuto, Rudi se irá transformando, entre bellas imágenes de cerezos y paisajes imponentes.
“ Las flores del cerezo es cine vitalista desde sus personajes, a los que mira en su esencia, es filme hecho con corazón, arte y sensibilidad. Esta cinta tiene la afanosa voluntad de exprimir al máximo las posibilidades expresivas de su historia, de ahí la confrontación emocional que, en la butaca, sufrimos quienes somos espectadores”, dijo William Venegas, crítico de La Nación .
Mensaje. Las flores del cerezo es filme que habla sobre anhelos, entrega y la unión inseparable de dos seres, cuyo amor seguirá vigente durante toda la eternidad.
“Este largometraje... está plasmado con tanta devoción que cumple bien con el concepto del cine entendido como doble objeto de seducción y reflexión. Por supuesto que hablamos del cine/arte”, explicó Venegas.
“ Dörrie ha logrado obtener una escritura fílmica bastante sencilla, pero que siempre privilegia la búsqueda de la autenticidad sobre el efecto gratuito”, agregó el crítico.
“Agridulce y a ratos amarga, Las flores del cerezo es una dura reflexión sobre la viudez, así como sobre el peso de la memoria del otro –su sombra que nos acompaña, así como una sombra acompaña a los que bailan Bhuto”, manifestó David Miklos en la revista especializada en cine Premier.