La ilusión del matrimonio golpeó tan fuerte a Leslie Gabriel Binns que decidió colgar para siempre sus guantes de boxeo.
"Me faltó ambición", dice al recordar su retiro hace unos veinte años, cuando su carrera brillaba fuera y dentro del país.
Su fornido cuerpo de 44 años no deja ninguna duda sobre los logros de sus años mozos: campeón nacional y centroamericano de boxeo.
Leslie también dejó tendido en el cuadrilátero al subcampeón mundial de peso medio: el venezolano, Alfredo Lemus. Esa pelea fue su mayor triunfo; sin embargo, al hablar de su trayectoria, Leslie baja los ojos vencido por la modestia.
"No me gusta echarme flores, prefiero que otros hablen sobre mis triunfos", dice el exboxeador, quien aprendió a pelear en las calles de Turrialba.
Mirando su cara nadie adivinaría que defendió a golpes cada título, su única cicatriz (en la ceja derecha) fue el resultado de un accidente, y no de un potente gancho izquierdo.
"Mi papá era un peleador callejero, yo me convertí en un peleador con reglamento", dice Leslie, quien también probó suerte en el futbol de Primera División con el equipo de Turrialba.
Su sangre de deportista corre por dos de sus seis hijos: Hanna y Dorlie Gabriel, ambas figuras del atletismo.
Los puños de Leslie sostienen ahora un micrófono y su afición, en vez de gritar por más golpes, canta con el exboxeador, quien se presenta en fiestas y actividades privadas.
"Unos amigos en Turrialba me invitaron a un festival de la canción, ellos creían que haría el ridículo, pero gané y así empecé mi carrera", cuenta recordando cómo en las primeras presentaciones temblaba de pies a cabeza.
Leslie ya ha grabado dos discos, ahora promociona una tercera producción que recoge una pieza de salsa escrita por él: Yo no sé por qué te fuiste .
El turrialbeño espera salir del país para promocionar su talento, pues afirma que restan muchos años para que cuelgue el micrófono a la par de sus guantes.