Buenos Aires.
"El cable", grita el argentino Alfredo, se toma los rizos, mueve el amplificador y manosea el cable de salida. Se oye un crujido. Luego, por fin, suena el saludo inicial compuesto especialmente por Manu Chao: "LT22, Radio La Colifata, directamente de los jardines del hospital José Tiburcio Borda".
Alfredo sonríe, todos aplauden. Es sábado por la tarde, 14:00 horas: Radio La Colifata comienza a emitir en Buenos Aires con un amplificador, un mezclador de discos compactos y dos micrófonos.
En uno habla Hugo López, de 70 años. Hoy es el Día Internacional del Niño. "Hay dos posibilidades para no poder ser niño. Primero: No haber nacido, ja, ja, y segundo, no tener ni mamá ni papá, vivir al borde de la sociedad, o al Borda, ja".
Los "jardines del Borda" son de cemento. A la derecha limita con una prisión, que se ve incluso más amable que los tristes muros del hospital psiquiátrico.
Pioneros. La Colifata fue en su momento la primera radio hecha por enfermos psiquiátricos. Y eso fue hace 14 años. Mientras tanto, se transmite a través de más de 50 emisores y tiene unos 12 millones de oyentes.
La radio llamó la atención tanto de los medios como del cantante franco-español Manu Chao. Junto con músicos de la calle, grabó un CD en el 2003 y mezcló las canciones con samplers de La Colifata .
Una mirada retrospectiva al año 1991: Alfredo Olivera, estudiante de psicología de 24 años graba con un viejo grabador conversaciones con un grupo de internos del hospital psiquiátrico Borda. Una emisora de radio local se interesa por el material.
Y de repente, los pacientes del Borda tienen un lugar propio en la programación. Aunque les falta el nombre. La Colifata es el resultado de una votación entre oyentes y pacientes. Colifato significa loco en lunfardo, el lenguaje callejero de los porteños, pero dicho con respeto y guiñando un ojo.
La Colifata sirvió al principio como puente entre los internos y el mundo exterior. "Los enfermos psíquicos no son ni criminales ni creativos geniales", dice Alfredo.
La radio vuelve a dar sentido a sus palabras, porque allí hay alguien que reacciona: hoy hay proyectos similares en América y Europa, pues lo que comenzó como un experimento lúdico, alcanzó resultados terapéuticos y el 60% de los ex-colifatos vuelve a vivir "fuera" y permanece allí.