Al ingresar al templo de Cot de Oreamuno, Claudio Soto, un anciano paraiseño con su frente perlada de sudor, buscó ansioso una banca donde descansar, pues había caminado ocho kilómetros entre potreros escarpados.
Llegó ahí para cumplir con la tradición de visitar Cot durante las fiestas en honor al patrono de esa localidad, San Antonio de Padua. “Puede ser la última vez que la haga, solo Dios sabe, pero vale la pena”, musitó.
Esa consolidada tradición también está teñida de un incipiente “tratado de libre comercio” entre ambos caseríos, ya que los paraiseños acostumbran llevar productos que se cosechan en su zona –chayotes, plátanos y dulce– y los intercambian por los productos de Cot, especialmente hortalizas.
Esta acción comercial fue la que se conoció en tiempos de la colonia como “trueque”, y, aunque hoy es solo historia, no sucede así en esta zona, donde revivió hace 12 años, al llegar a la parroquia de Paraíso el sacerdote e historiador Manuel Benavides.
“Es una de las más bellas tradiciones que unen a dos pueblos bajo la fe católica, porque los paraíseños llegan con su Virgen de Ujarrás –primera patrona de Costa Rica–, acompañada por San Antonio Peregrino, que un día antes “se va a dormir” a Paraíso, para retornar con la Virgen un día después”.
Lo de “Peregrino” se debe a que esta imagen, de más de 400 años, recorre la zona norte de Cartago entre los meses de marzo y junio; en ese trayecto, visita casas y cultivos.
La procesión de los paraíseños, a la que van niños y adultos, comenzó el domingo pasado (3 de junio) a las 7:15 a. m. frente al santuario de la Virgen de Ujarrás, y concluyó frente al templo de Cot a las 10:20 de la mañana.
A la entrada de Cot, una imagen de la Santísima Trinidad vino a topar a la Virgen, y la cimarrona irrumpió con su música , al tiempo que las sirenas de la Cruz Roja le avisaban a la comunidad que ya venían los santos.
Los Cholos
El distrito de Cot de Oreamuno es uno de los poblados cartagineses que más guardan los rasgos indígenas, y por eso, antes era muy común referirse a ellos como “los cholos de Cot”, apelativo que se cimentó cuando muchos de ellos, con vestidos chillones y rosquillas debajo del brazo, desfilaban en la procesión de “La pasada” de la Virgen de los Ángeles.
De ahí también nació aquel dicho usado para referirse a alguien que fuera muy jodido: “Este no se compone ni sacándolo de cholo”.
Guillermo Maroto, dirigente comunal de Cot y miembro del comité organizador de las fiestas que concluyeron el miércoles pasado, afirmó que a ellos no los ofende que los llamen cholos, pues más bien “es un orgullo saber que tenemos en esta población personas que guardan rasgos y tradiciones de los primeros habitantes de Costa Rica”.
La devoción por San Antonio también estáteñida por otras creencias.
Se dice que, si las muchachas le rezan con devoción, les consigue un buen marido. Dicha fama se la toman a pecho las mujeres de Cot y de otros sitios de Cartago, y vienen a pedirle que las lleve al altar. Así lo aseguraron dos dirigentes comunales de Cot, José Rafael Orozco y Guillermo Maroto, quienes coincidieron en que es de conocimiento público, que, en su comunidad, muchas jóvenes piden esa intercesión “y de verdad, terminan bien casadas”.
Orozco da más detalles: “Aquí todo el mundo sabe, que una maestra se logró casar cuando todos creían que ya la había dejado el tren. Se dice que ella le rezó por mucho tiempo a San Antonio, pero como no conseguía marido, lo puso de cabeza y pronto llegó el enamorado.
El sacerdote Manuel Benavides se ríe de esas ocurrencias, aunque acepta que son del dominio popular.
“San Antonio era de origen portugués. Realizó una gran labor evangelizadora en África, para luego llegar a Padua, Italia, donde fue muy querido y, por eso, cuando el Vaticano lo llevó a los altares, lo llamaron San Antonio de Padua”, explicó.