Son firmas que claman por la vida de una mujer. Más de 100.000 costarricenses, con su puño y letra, han firmado una carta que pide la revocación de la condena a muerte por lapidación de Amina Lawal. Ella es una mujer nigeriana acusada de adulterio por haber tenido una hija estando divorciada.
"Es una carta que lo que hace es pedir a la Corte de Apelaciones que anule la sentencia. La solicitud está basada en principios de compasión, misericordia y perdón; principios que son comunes para todas las religiones. No queremos intervenir en asuntos políticos, solo hacemos un llamado a la misericordia", explica Esmeralda Britton, ministra de la Condición de la Mujer.
Además de solicitar la revocación de la sentencia, el Gobierno de Costa Rica ofrece a Amina Lawal y a sus tres hijos asilo en nuestro país, de ser necesario.
La carta aún no ha sido entregada a l Tribunal de Apelaciones. "Todavía estamos recogiendo firmas, a finales de este mes se entregará en la Embajada de Nigeria", explica Britton.
La iniciativa tica no es la única. Amnistía Internacional ya ha recogido más de tres millones de firmas en todo el mundo.
De la misma forma, gobiernos e instituciones de todo el mundo intentan que el destino de Amina Lawal cambie gracias a la presión política internacional.
El 21 de marzo del 2002 un día antes de la condena de Amina Lawal, otra nigeriana acusada de adulterio fue absuelta. Ella es Safiya Hussaini Tungar-Tudu, a quien le fue concedida la ciudadanía honoraria de Roma tras la presión internacional.
El mundo clama para que Amina Lawal corra con igual suerte que Safiya.
Ley musulmana
Lawal fue condenada a morir apedreada el 22 de marzo del 2002 por quedar embarazada tras su divorcio, acto que la convierte en una adúltera según el ordenamiento jurídico-religioso basado en el Corán, también conocido como Sharia.
Ella y sus abogados llevaron el caso ante una instancia judicial superior, pero no triunfaron. La sentencia fue ratificada el 14 de agosto del 2002.
Según la Sharia, la pena capital para los adúlteros se cumple enterrando a los hombres condenados hasta el cuello y a las mujeres hasta las axilas, para luego lapidarlos hasta morir.
Lawal todavía tiene tiempo para pelear su condena. Ella se encuentra en libertad bajo palabra desde el pasado 3 de junio pues los jueces establecieron que la sentencia se cumplirá hasta enero del 2004, cuando se prevé habrá terminado el periodo de lactancia de su hija Wasila.
Su única esperanza está en el Tribunal de Apelaciones, el cual debía reunirse para ver su caso el pasado 25 de marzo. Sin embargo, a la cita solo acudieron dos de los cuatro integrantes del tribunal. Por ello, se fijó el 3 de junio como la siguiente fecha de reunión para revisar la situación de Lawal.
La razón del aplazamiento parece tener un motivos políticos más que jurídicos.
Esto porque el caso hubiera tenido grandes repercusiones de haberse celebrado el 25 de marzo, a pocas semanas de realizarse las elecciones generales previstas para este mes de abril.
El presidente de Nigeria, Olesegun Obasanjo, de creencia cristiana y quien se postuló a la reelección, siempre se mostró contrario a la imposición de penas crueles e inhumanas.
Estas sentencias están previstas en el código criminal de la ley islámica Sharia, introducida en doce estados del norte de Nigeria desde el año 1999, tras una intensa guerra civil entre musulmanes y cristianos.