Nairobi. El dramaturgo, poeta y novelista nigeriano Wole Soyinka, único africano negro galardonado con el Premio Nobel de Literatura, es un héroe para millones de amantes de la literatura en todo el mundo, en especial en su continente.
Soyinka, de 67 años, cumplió la semana pasada su primera visita a Kenia en un cuarto de siglo invitado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con sede en Nairobi.
La sala de conferencias estaba repleta pero muchos trataban de esquivar una masa informe de cables, cámaras, trípodes y micrófonos para obtener una ubicación. Incluso los periodistas más irreverentes observaban al escritor con admiración.
Soyinka leyó un poema titulado Vano rescate , en honor de las víctimas de los atentados explosivos contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania cometidos en 1998.
Pero el mayor interés eran las controvertidas opiniones de este activista radical y humanitario en materia de política, economía y literatura. Soyinka cree que los escritores deben ser ciudadanos comprometidos que usan la pluma para "registrar, criticar y mostrar a la sociedad su propio rostro".
Esa cruzada puso en peligro su propia vida. En 1994, Soyinka huyó al exilio, obligado por la dictadura que encabezaba entonces el hoy fallecido general Sani Abacha.
El pasaporte de Soyinka fue confiscado, sus libros se prohibieron y las reuniones públicas en que estaba prevista su participación se cancelaron.
Hombre comprometido
Soyinka ya no es un exiliado. "Volví a Nigeria, pero tengo un pie adentro y otro afuera, por mis compromisos en el exterior", dijo.
De todas maneras, está contento por su regreso a Nigeria, pero recordó que muchos otros africanos talentosos todavía están autoexiliados debido a las frustrantes condiciones de vida en sus países. El escritor atribuyó esa situación a los gobiernos.
Soyinka dijo que las monarquías tradicionales eran mucho más democráticas que algunas de las democracias africanas actuales. Pero la mayor indignación de este escritor se dirige a los regímenes militares.
"La dictadura militar es una de las formas de gobierno más extrañas en el continente africano. ¿Los pueblos africanos aman realmente ser esclavos? Porque para mí no hay otra palabra para describir las condiciones de vida bajo una dictadura", afirmó.
"Están allí por la gracia, el favor, el capricho y el deseo de un solo individuo, y para mí eso equivale a la esclavitud. Y si verdaderamente amamos ser esclavos, volvamos atrás e invitemos a los mercantes europeos y árabes para que nos trafiquen o nos lleven como esclavos", manifestó.
Soyinka también fustigó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que, dijo, fueron creados para velar por los intereses de las superpotencias.
Confianza en África
Soyinka instó a los africanos a no depender de los donantes. "Tengo la filosofía de que no hay absolutamente nada como la confianza en uno mismo", acotó.
"No estoy sugiriendo el aislamiento económico. Lo que requerimos es un intercambio comercial igualitario. Debemos alcanzar una posición en que podamos negociar un vínculo comercial con otros a igual nivel", agregó.
"Cuanto más dependamos del FMI y el Banco Mundial, accediendo a las condiciones que imponen, mayor malestar habrá en estos países", aseguró.
Soyinka cree que la situación económica de África reduce la posibilidad de publicación de los escritores. "Quizás los editores están ahora más interesados en traficar con diamantes o petróleo que con literatura", ironizó.
El escritor dijo que, si bien la globalización significa una amenaza para ciertas culturas, los idiomas nativos no pueden morir jamás. "Considero el inglés como un medio útil de comunicación. No es un lenguaje de cultura. Los idiomas nativos siguen siendo los vehículos de la cultura", afirmó.
Soyinka traduce sus obras al inglés simplemente para hacerlas accesibles. En Nigeria hay más de 300 lenguas nativas, recordó.
¿Quién es?
Nombre: Akinwande Oluwole Soyinka.
Lugar de nacimiento: Abeokuta, Nigeria occidental.
Año de nacimiento: 1934.
Obras publicadas: Más de 40, entre ellas La danza del bosque (1960), El hombre muerto (1965), La muerte y el caballero del rey (1975), Los intérpretes (1965), Ogun Abibiman (1976) y la autobiografía Aké (1982).