Fue difícil; en un momento pensaron desistir, pero, al final, el esfuerzo valió. La cinta El Callejón de los Milagros no es solo una adaptación de una novela -lo que ya de por sí es un mérito-, sino que, además, lleva una serie de acontecimientos de un barrio de El Cairo de los años cuarenta a un contexto totalmente diferente, como lo es el mexicano.
Y de verdad que lo valió pues esta producción -que podremos ver en la Sala Garbo a partir de hoy- cuenta en su haber con una serie de premios, todos otorgados en 1995. Por ejemplo, se llevó un Ariel y una Diosa de Plata (ambos, mexicanos) en la categoría de mejor película; asimismo, una mención especial en el Festival Internacional de Cine de Berlín de. Su guión, escrito por Vicente Leñero, también se quedó con un Ariel.
¿Y quién mejor para conocer los detalles de esta producción que su mismo director, el mexicano Jorge Fons?
El martes anterior, el cineasta nos concedió una entrevista telefónica desde México. Se refirió al papel cultural del cine en Latinoamérica.
Jorge Fons es uno de los directores latinoamericanos más reconocidos. Con 60 años de edad, este hombre tiene una extensa filmografía, iniciada en 1968 con el largometraje Sorpresa. Actualmente está "intentando sacar otro guión sobre una novela de Otilia Rauda que trata sobre una mujer guapa, rebelde e inteligente".
Cine, identidad cultural
Para Jorge Fons, el cine es el medio por el cual los pueblos adquieren identidad cultural. "A través de él nos conocemos más y mejor. Por eso es tan necesario", comentó. Según él, cualquier Estado, sin importar su condición económica, debería destinar parte de su presupuesto a este arte.
El cine latinoamericano cuenta cada vez con más espacios de expresión, pero simultáneamente está sufriendo las consecuencias de una globalización amenazante .
"Hay interés por parte de jóvenes de hacer cine, a la vez que nacen cada vez más escuelas para capacitarse; pero, por otra parte, nuestras películas están siendo desplazadas por las norteamericanas. El problema es que Estados Unidos contempla el cine como una instancia comercial, y nosotros como una cultural", comentó.
Según este cineasta es necesario crear mecanismos de defensa para proteger la industria cinematográfica nacional, así como lo hace Francia, país en el que el cine ni siquiera se trata en acuerdos económicos.
Una tarea difícil
El Callejón de los Milagros es una adaptación de la novela homónima del Premio Nobel de Literatura, el egipcio Naguib Mahfouz, que ocurre en El Cairo de los años 40, pero que en esta versión sucede en el centro histórico de la ciudad de México.
Como era obvio, el traslado de esta historia requirió un arduo proceso de ajustes, ya que, aunque había muchas similitudes de una ciudad a la otra, las diferencias también existían.
"Había semejanzas, como el hecho de ser pueblos con una historia antigua y tradicional. Además, ambos sufrimos el coloniaje y la problemática del subdesarrollo", expresó Pons.
De todas las disparidades, la principal fue la religión. "Tuvimos que superar los elementos de carácter islámico", añadió.
Pero lo más difícil de todo -confesó Fons- fue enfrentarse a la "curva emotiva" y a la duración.
"Las historias se nos debilitaba mucho desde el punto de vista emotivo, y había que conectarla de forma tal, que conmoviera a alguien. Esto lo resolvimos subdividiendo la trama en varias historias y uniéndolas en una conclusión".
El principal mérito que Fons ve a esta obra es que "cuenta muchas historias a través de muchas gentes".