Nat, I.Q. y Scooter son tres moscas que no tendrían nada de particular sino es porque, como polizontes, acompañaron a la tripulación de la Nasa a su viaje al espacio, en 1969, abordo del Apolo 11.
¿Verdad? Claro que no. Es una trama llena de imaginación que alimenta Vamos a la Luna , primera película belga en tercera dimensión (3D) que llega al país y que actualmente se proyecta en diferentes salas de cines.
Bajo el sello del realizador Ben Stassen, el filme se remonta a la época en la que Estados Unidos estaba enfrascado en una cerrada carrera espacial con la antigua Unión Soviética.
Los personajes principales del filme viven a unos metros de la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral (Florida) y deciden tener la aventura de sus vidas.
Al final, resulta ser que la tripulación del Apolo 11 es afortunada al tener a estos pequeños polizontes en la nave.
Desarrollo. Vamos a la Luna se promociona como el primer filme en ser íntegramente producido, diseñado, creado y lanzado exclusivamente en 3D, según se desprende de las notas de producción facilitadas a Viva por la empresa distribuidora Romaly.
“El guion fue perfecto en términos de contenido y forma. Estamos creando diversión, personajes animados envueltos en ambientes fotográficos realistas. Cuando realizas una película en 3D, no me gusta usar la pantalla como una ventana, más bien como un espacio”, explicó Stassen en el mismo documento.
Como detalle curioso, cabe destacar que, entre todas estas figuras animadas de ficción, aparece Edwin Buzz Aldrin, uno de los astronautas del Apolo 11.
Otro de los elementos que no pasa desapercibido es la recreación de la época en que se desarrolla el argumento marcado por el tema musical Fly Me To The Moon , grabado por el fallecido Frank Sinatra en 1964 y que es el título original de la película en inglés.
En fin, Vamos a la Luna , al igual que aquellos intrépidos viajeros de 1969, da un paso adelante y lleva al espectador a un lugar donde nunca antes había estado.