Toronto (Canadá), 20 may (EFE).- Centenares de personas despidieron emocionados hoy, martes, los restos mortales de Holly Jones, la niña de 10 años descubierta la semana pasada despedazada en Toronto pocas horas después de haber sido secuestrada en el centro de la ciudad.
El caso de Holly ha provocado temor en la mayor ciudad canadiense, donde muchas familias están acostumbradas a dejar las puertas de sus casas abiertas ante el tradicional escaso número de delitos cometidos.
Su violenta muerte también ha reabierto el debate sobre la necesidad de establecer una base de datos nacional con el ADN de los delincuentes sexuales conocidos.
Ontario cuenta con una base de datos de este tipo, pero la falta de coordinación a nivel nacional significa que las autoridades de esta provincia sólo controlen los criminales provinciales pero no los que proceden de otras partes del país.
La policía de Toronto todavía no tiene un sospechoso, aunque ha mostrado "interés" en hablar con una persona vista en la mañana del 12 de mayo cerca de donde se encontraron ese día los restos de Holly y ha advertido de que "tenemos una persona muy peligrosa en la ciudad", lo cual ha añadido ansiedad a la población.
A pesar de la falta de resultados concretos en la investigación, las autoridades policiales se han mostrado confiadas que pronto capturarán al asesino de Holly gracias a la cantidad de pruebas localizadas junto a su cuerpo.
En los últimos días la policía ha recurrido constantemente a los medios de comunicación para solicitar información al público y la localización de las ropas que llevaba la niña en el momento de su desaparición.
De momento, la policía ha recibido más de 1.600 llamadas a las líneas de teléfono habilitadas para facilitar la cooperación ciudadana.
Holly Jones desapareció en la tarde del pasado día 11 cuando regresaba a su casa tras pasar unas horas jugando con una amiga.
Ese mismo día, la familia de la pequeña denunció su desaparición y la policía inició una de las mayores búsquedas en la historia de la ciudad.
A primeras horas de la mañana del día 12, los restos de Holly aparecieron en varias maletas que habían sido arrojadas en distintos puntos del lago Ontario, frente a Toronto.
Entre los asistentes al funeral de Holly Jones se encontraban el primer ministro de la provincia de Ontario, Ernie Eves, y el alcalde de Toronto, Mel Lastman. EFE
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