En Patarrá, cualquier persona puede tener pruebas evidentes y palpables de que sí existen fósiles en Costa Rica, debido a la repetida presencia de huellas de conchas marinas en las rocas calizas, abundantes en la zona.
Esta situación es prueba inobjetable para comprobar que,hace millones de años, el sitio ubicado a menos de veinte minutos de la capital estuvo bajo las aguas, al igual que el resto del territorio nacional. Uno de los distritos del Cantón de Desamparados, Patarrá es conocido por la actividad económica de la extracción de la cal.
Según la definición de los geólogos, los fósiles que se encontraron ahí sirven como registro históricos de organismos vivientes que en el pasado habitaron la tierra.
Por situaciones caprichosas de la evolución, estos seres antiguos quedaron atrapados en rocas y entonces llegaron a ser "viajeros en el tiempo" que, además, explican en el presente lo ocurrido en épocas pasadas.
Para Dirroy Siu Arriola, geólogo e investigador del caso, este fenómeno natural destaca por la gran cantidad de fósiles expuestos, originarios de un período conocido como el Mioceno y localizado históricamente hace 22 millones de años.
"En ese período geológico hubo una proliferación de vida marina enorme, la cual con el pasar del tiempo fue cubierta por barro y arena hasta que solidificó en estratos de piedra caliza" explicó.
Amplía su aporte al destacar que el fondo marino se levantó por procesos orogénicos, situación provocada por el empuje de la Placa de Cocos sobre la Caribe; algo que tuvo como consecuencia la formación de montañas con sedimentos marinos.
En el caso de Patarrá, se trata de la muestra de fósiles de un antiguo fondo del mar. "La presencia de la concha es el aspecto más llamativo, sobre todo por la aglomeración que sirve como mostrario" concluye.
Tesoros en Patarrá
La caliza de Patarra, como se conoce popularmente a la formación montañosa de San Miguel es actualmente explotada por una docena de caleras registradas. Sus trabajadores toman con normalidad la presencia de rocas que ellos denominan como "piedra de concha". No obstante, su valor geológico ha despertado curiosidad científica de especialistas en la materia, de los alumnos del Colegio Máximo Quesada y del sector turístico.
Más allá de simples conchas incrustadas en las rocas, se trata de bivalvos, nombre común asignado a cualquier molusco que tenga la concha dividida en dos mitades articuladas por el borde, branquias especializadas en la alimentación y cabeza reducida.
Según datos suministrados por Siu Arriola, existen más de 6.000 especies, algunas tan conocidas como la almeja, el mejillón y la ostra. Dicho de distinta manera, se trata de seres que pueden ser considerados como sobrevivientes de la evolución.
De forma complementaria, la directora de la Escuela de Geología de la Universidad de Costa Rica, Teresita Aguilar destaca que gracias a estudios de clasificación y datos sobre Patarrá se puede afirmar que: "algunos estratos de las caleras son impresionantes debido a la gran cantidad, exposición y preservación de los fósiles. Algunas de las conchas pertenecen a una especie que solo existió en la localidad, por tal motivo ciertas áreas podrían utilizarse posteriormente como un atractivo turístico o como un monumento natural" expresó.
Aguilar se refiere a la especie Macrochamys Pitierri , un molusco bivalvo que según los estudios geológicos realizados hasta la fecha en el país solamente aparecen con alta frecuencia en las calizas del sector en cuestión. Además de las especies citadas, también se ha documentado, en menor grado, la presencia en la zona de fragmentos de erizos de mar, algas, restos de cangrejos de mar y dientes de tiburones antiguos, muestra de cómo las huellas el mar llegaron a la montaña.
Fósiles con vida
La presencia de los fósiles genera nuevos proyectos paralelos en el seno de la comunidad tanto de orden educativo como turístico. Los estudiantes del Colegio Máximo Quesada planean compartir los hallazgos y el conocimiento científico con otros centros educativos, así mismo proyectan, en un futuro cercano, la creación del Museo del Fósil y la Cal.
Por su parte, el empresario Otto von Schrotr creó Fossil Land, el primer parque temático de aventura del país, donde se pueden apreciar las maravillas del pasado paleontológico.
La posición de Juan Antonio Valencia, director del colegio de la zona es clara.
Él dice: "considero que nuestra riqueza no ha sido explotada como patrimonio o herencia geológica. Ahora, validando la hipótesis de que se trata de un tesoro, el colegio tomará iniciativas académicas para demostrarlo".
Dentro de un par de años se pretende abrir el mencionado museo, con secciones definidas que mostrarán al visitante aspectos relacionados con la formación geológica, el proceso de la extracción de la cal, el lenguaje de los caleros y una exposición clasificada de fósiles.
Por su parte, Otto von Schrotr, propietario de la única calera que atrae a turistas de manera organizada, encontró una de la pruebas más llamativas de la riqueza de la zona: un paredón en la montaña, con una altura superior a los 60 metros, donde es posible apreciar a miles de fósiles colocados uno sobre otro. Él creó recorridos de en áreas próximas a la pared natural y en cavernas, en lo que hoy se conoce como Fossil Land.
"Pienso que esta zona es una bendición mencionó y, me atrevería a decir que es un fenómeno único en el mundo. La presencia de fósiles lleva consigo el mensaje de cómo las criaturas podemos sobrevivir a la evolución si trabajamos en comunidad, pues este tipo de especies aún sobreviven en la actualidad a pesar de las modificaciones sufridas en el tiempo".