"Un revolucionario en una vertiente libertaria"; así se ha calificado a este escritor que, a pesar de haber sido siempre un hombre de izquierda, no dudó en exponer en sus libros las injusticias de los regímenes comunistas. Por tal actitud, en varias ocasiones fue encarcelado y se lo consideró uno de los principales animadores de la insurrección de 1956.
Al respecto, el profesor Ángel Carmona Ristol explica: "Se dice que en el origen de las dificultades y contradicciones de Dery se halla un afán insobornable de pureza , obsesión de todas sus obras; mares lejanos, soles inaccesibles y espejismos de dicha constituyen el afán de sus criaturas literarias. Su ideal, sin duda, es el mismo de la sociedad sin clases: un mundo feliz donde la justicia sea realidad para todos."
Nació en Budapest, en familia burguesa. En 1918, cuando tuvo lugar la caída del Imperio de los Habsburgo, se afilió al partido comunista. Inició su labor literaria en 1920, en la revista de vanguardia Ma ( Hoy ). Su actividad política le valió un primer exilio en Viena tras el fracaso de la revolución de Bela Kun, quien gobernó Hungría como un estado comunista por pocos meses. Posteriormente, Dery publicó La frase incompleta , obra en que describe la situación de la clase obrera en el régimen que siguió al de Bela Kun, la dictadura de Horty.
Cuando se instauró en Hungría la democracia popular, Dery se convirtió en uno de los escritores favoritos del nuevo régimen: mas, a pesar de la cómoda situación en que se desenvolvía, no se avino a los dictados del realismo socialista. Los dogmáticos le reprocharon que en su novela siguiente, La respuesta , los comunistas no fueran siempre buenos del todo, ni los burgueses malos en absoluto. El autor no quiso aceptar tales críticas y agravó el caso con nuevos libros, como Niki o la historia de un perro, en cuyos relatos describe aspectos fundamentales de la existencia cotidiana húngara bajo el régimen estalinista, y la "vida de perros" en la democracia popular. De ahí que, pese a su resuelta adhesión al comunismo, fue condenado por delito de opinión a nueve años de prisión y encarcelado en 1957.
Ante una campaña internacional que reclamaba insistentemente su libertad, se lo favoreció con la amnistía en 1960. En la cárcel escribió el libro que ha sido considerado su testamento intelectual y político, El señor G. A. en la ciudad de X., al que dio un tratamiento formal surrealista.Posteriormente escribióExcomulgadory, a partir de 1969, susMemorias.Mantuvo, desde los acontecimientos de 1956, una posición intransigente, afianzada en un espíritu revolucionario al que difícilmente se puede tildar de "anticomunista". Falleció en Budapest.