En los alrededores de la Universidad de Costa Rica la noche empieza temprano. Los viernes, las calles parecen hormigueros de gente y de carros y todos tienen ganas de meterse en todo. Se maneja a la defensiva y la juventud es más que un divino tesoro.
La Compañía de Danza Universitaria pertenece a ese mundo y, por eso, sus coreografías y su público siempre parecen nuevas aunque tengan ya muchos años.
El viernes pasado, cuando Danza Universitaria estrenó, en el Teatro de Montes de Oca, su espectáculo Texturas compuesto de dos estrenos y una reposición, se adivinaban entre el público de estudiantes, varias caras conocidas. Allí estaban, por ejemplo, el filósofo Fernando Leal, el coreógrafo Carlos Ovares, el pintor Pedro Arrieta, el vestuarista Rolando Trejos y las bailarinas Malena Brenes y Carolina Córdoba.
El teatro es pequeño y algunas de las personas que quisieron entrar tuvieron que quedarse con las ganas.
Póngale la firma
A las ocho en punto, las luces de la sala se apagaron, los bailarines salieron de los camerinos y dejaron las puertas abiertas. De esta manera, los espejos y las sillas fueron parte de la coreografía Depredadores , compuesta por Rogelio López.
En esta obra se presenta la ciudad como una maraña, en la que la única ley que prevalece es la ley de la selva: golpe por golpe, beso por beso, giro por giro. "Vivimos un momento caótico. Los hombres nos devoramos los unos a los otros con el afán de sobrevivir y en esa trampa se nos va la vida y quedamos todos solos y frustrados", explicó el coreógrafo.
A los bailarines, el vestuario se les fue deshaciendo. Mezcla de efectos especiales y saltos que excedieron las costuras.
Luego, entre la desazón y el pesimismo, el espectáculo ensayó un equilibrio: Wendy Chinchilla y Jorge García bailaron Yingyang , un dúo de Luis Piedra con música de Bach que presentaba al hombre y la mujer como el anverso y el reverso de la misma moneda.
"Venir a ver Danza Universitaria es venir a lo seguro. Rogelio López ha afianzado un proceso y los resultados siempre tienen un alto nivel. El conjunto es uniforme, está muy bien sincronizado y mantiene una gran armonía", comentó Fernando Leal.
"Después de tantos años de hacer danza teatro, me encanta ver que Rogelio está poniendo a sus bailarines a bailar de nuevo. Todos se mueven muy rico, tanto que uno, como público, se contagia y siente ganas de moverse", dijo Rolando Brenes.
10 x 10 = 100
Con diez bailarines sobre el escenario y a diez años de haberse estrenado, la coreografía Texturas urbanas sirvió de complemento a este espectáculo.
Luis Piedra, lejos de haber dejado envejecer esta obra, la hizo crecer y el público lo agradeció y lo festejó con muchos aplausos y algunos gritos y chiflidos.
" Texturas urbanas y Depredadores nos hablan de la misma realidad, la que vivimos, cada noche, en las calles de San José. Estas coreografías son muy fuertes y, para mí, demuestran que no tenemos nada que envidiarle a otros países. Aquí hay grandes problemas y grandes artistas que saben poner esos problemas sobre el escenario", comentó Allan Murillo, el exguitarrista del grupo Mantra.
Así, poco después de las nueve de la noche, el espectáculo llegó a su fin y la acidez y el desenfado que propuso Danza Universitaria se fue diluyendo, como el público, por la Calle de la Amargura.
No se la pierda
Compañía: Danza Universitaria.
Coreógrafos: Rogelio López y Luis Piedra.
Lugar: Teatro Montes de Oca, edificio Saprissa, frente a la Biblioteca Carlos Monge de la UCR.
Fechas: de viernes a domingo.
Hora: 8 p. m.
Precios: ¢1.500, público general; ¢1.000, estudiantes de cualquier centro educativo.