Guatemala . Al menos 45 personas, entre ellas unos quince niños, murieron en Guatemala por desnutrición en una catástrofe social sin precedentes a causa de la severa sequía que afectó en el año 2001 a Centroamérica.
A la falta de lluvias se sumó la crisis económica por el desplome de los precios del café en los mercados internacionales, que aumentó el desempleo y la precariedad en un país con 11,5 millones de habitantes, donde un 56,7 por ciento padece de pobreza y otro 26,8 por ciento de pobreza extrema.
Los municipios de Jocotán, Camotán y Olopa, habitada por los maya-chortís, en el departamento oriental de Chiquimula, fueron los más golpeados por la hambruna.
De pronto, en julio, el Centro de Recuperación Nutricional Infantil de Jocotán empezó a llenarse de niños de extremidades huesudas y pelo escaso y descolorido, aquejados de infecciones intestinales, respiratorias y de la piel, síntomas claros de una grave desnutrición.
La tragedia desencadenó masivas expresiones de solidaridad, dentro y fuera del país, y acaparó la atención de la prensa nacional y mundial, que difundió cuadros e historias cargadas de dramatismo.
El Gobierno del presidente Alfonso Portillo declaró el estado de calamidad pública, en una desesperada medida para afrontar la crisis tras reconocer, debido a la presión de la opinión pública, la gravedad de la situación.
La desnutrición aguda en el área maya-chortí, fronteriza con Honduras, pasó del 6 al 17 por ciento y la desnutrición crónica, del 49 al 71 por ciento, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En ocho de las treinta aldeas de Jocotán la tasa de desnutrición aguda promedió el 29,4 por ciento y en uno llegó al 37 por ciento, señala el citado estudio.
La Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de EEUU en una investigación efectuada a petición del Gobierno guatemalteco detectó un elevado crecimiento de la tasa de desnutrición aguda en Alta Verapaz, Baja Verapaz, Huehuetenango y El Quiché.
A juicio del ministro de Salud, Mario Bolaños, entre 3.000 y 5.000 niños que tienen "problemas severos" de nutrición deben ser atendidos con urgencia en los próximos 90 días en 102 municipios, de los 331 que tiene el país.
El Ministerio de Salud dispone de 4,3 millones de dólares para impulsar el próximo año un plan que busca reducir el índice de desnutrición aguda en menores de cinco años.
La Administración Portillo pondrá en marcha a partir del año 2002 una estrategia para el combate de la pobreza, que requiere financiación por unos 620 millones de dólares.
El investigador guatemalteco Edelberto Torres, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), pronosticó, en declaraciones a EFE, que el próximo año el hambre en el país se incrementará.
La sequía causó pérdidas del 5,31 por ciento en la primera cosecha del año (en junio) de maíz blanco y del 1,55 por ciento en la de fríjol negro, los dos granos que son la base de la alimentación de los guatemaltecos.
Los ministerios de Agricultura y Salud, junto a instituciones internacionales como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), los Fondos de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y para la Infancia (UNICEF), efectuaron una evaluación de la segunda cosecha y la situación nutricional en Santa Rosa, Escuintla, San Marcos, Jalapa, Jutiapa y Zacapa.
Y aunque todavía no hay resultados, las proyecciones no son esperanzadoras porque la reserva de alimentos básicos de las poblaciones más pobres se agotó durante la emergencia.
"Lo peor está por venir el próximo verano" dijo a EFE una fuente del PMA que no mencionó el desplome de los precios internacionales del café y el azúcar, ni la recesión mundial que se prevé como consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre en EEUU.
A juicio del sacerdote jesuita Gonzalo de Villa, coordinador del organismo multisectorial denominado Foro Guatemala, la hambruna puede cobrar proporciones inimaginables debido al desempleo y la pérdida de las cosechas.
Para Torres, la hambruna ha hecho un "daño tremendo" a este país, causando la desmoralización de los guatemaltecos y haciéndoles perder la fe en el país.
Cifras del Programa Mundial de Alimentos señalan que la sequía en la primera etapa del ciclo agrícola afectó a 1,4 millones de personas en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.
Sólo en Nicaragua, la falta de agua afectó a más del 80 por ciento de los cultivos en 49 de los 151 municipios, lo que provocó problemas alimentarios a más de 49.000 familias, según cifras oficiales.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, Editora nacion.comFuente: agencias.