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Lima . La niña Milagros Cerrón Arauco, afectada por el denominado "síndrome de la sirena", superó hoy una operación quirúrgica "de alto riesgo" para separarle las piernas, que duró más de cuatro horas y se llevó a cabo en un hospital público de Lima.
Un equipo integrado por once médicos, entre cardiólogos, cirujanos plásticos, traumatólogos, pediatras y urólogos, consiguió desunir las piernas de la paciente, de 13 meses, desde los talones hasta la ingle.
Los especialistas superaron con creces el pronóstico más optimista, porque entre sus planes sólo figuraba desligar las extremidades inferiores hasta la altura de la rodilla.
El cirujano jefe Luis Rubio dijo a EFE que "el positivo control de las arterias que unían la pierna derecha y la izquierda, generó las condiciones para dar este paso trascendental".
"Es un milagro y es un esfuerzo de cada uno de los especialistas donde cada uno puso lo mejor que teníamos, hemos demostrado que en Perú se pueden hacer operaciones de alta cirugía", añadió.
Los padres de la bebé, Ricardo Cerrón y Sara Arauco, pudieron seguir el desarrollo de la intervención quirúrgica a través de una pantalla de televisión, al igual que los medios de comunicación locales y extranjeros.
Los cirujanos, que iniciaron su labor a las 22.30 horas (03.30 GMT del miércoles), separaron, en primer lugar, la piel y la grasa de las extremidades para identificar si la arteria de la pierna derecha comprometían a la izquierda.
Al observarse que no era así, se retiró un dispositivo "expansor" (en forma de globo relleno de silicona), que se colocó hace dos meses detrás de sus talones para estirar la piel de esa zona, lo que facilitó la separación.
La zona considerada "la cola de sirena", desde los talones hasta la ingle, requirió una meticulosa intervención que duró cerca de dos horas.
Tras aplicar una especial sutura de seda, los cirujanos enyesaron la extremidades de la paciente.
En los próximos quince días, se le retirará la escayola y se iniciará una terapia muscular intensiva para lograr la flexión de sus rodillas de modo independiente.
Al concluir la operación, el padre, de 24 años, dijo a EFE que "es milagroso lo que vivo, pero Dios es grande, porque todo lo he puesto en sus manos", mientras que la madre, de 20 años, declaró que "aunque soy pecadora, Dios me escuchó y me hizo caso, estoy feliz".
El equipo médico que dirige el cirujano plástico, Luis Rubio, espera que en los próximos dos años la niña empiece a caminar, aunque le queda largo trecho por recorrer ya que se le tiene que reconstruir el aparato urinario, el digestivo y los genitales, lo que podría tenerla bajo atención hospitalaria hasta que cumpla los 13 años.
Luis Rubio reveló que durante su gestación la pequeña estuvo en contacto con insecticidas, utilizados en la región andina de Huancayo, de donde son originarios sus padres.
