Sin mucho apuro, Katherine Ramírez terminó de darles forma a los lazos de sus patines. Una vez de pie, la pequeña, de tímida sonrisa y ojos chispeantes, se unió a los demás chiquillos.
Es una mañana de sábado cualquiera. Desde hace un año decenas de jóvenes de Concepción de Alajuelita y zonas aledañas disfrutan de las instalaciones deportivas del Oratorio Centro Juvenil.
En medio de los gritos de diversión de los niños, repica el teclado de una máquina de escribir. Las carcajadas ayudan a llenar de letras, historias y anécdotas las páginas en blanco.
Así aparece el libro Los Hijos de Nadie. Un collage del siglo XX, escrito por Laureano Rodrigo, bajo el seudónimo de Rodmar Alzavar. Cuatro jóvenes son los protagonistas de diferentes relatos, quienes expresan sus sentimientos en poemas.
"La idea surgió en 1980. Estaba en República Dominicana y escribí dos páginas. Luego lo retomé en 1992 sin recordarme de lo que había escrito", explicó don Laureano, quien está próximo a cumplir 78 años.
El autor regaló el texto al proyecto CeEDES-Don Bosco, con el fin de que todos los fondos que se recauden se destinen a la construcción del complejo educativo.
De la mano de la comunidad la tarea comienza a caminar. Seis canchas de baloncesto y una gramilla dan la bienvenida a todo aquel que visite el lugar. Los jóvenes también patinan, juegan futbol salón y practican destrezas sobre patinetas.
El autor terminó de escribir el libro en marzo de 1993 y luego lo revisó, cuatro años lo publicó. "Decidí regalar el libro porque es un bonito gesto que puede ayudar a la obra. Al final, todos nos vamos", continuó Rodrigo, quien hace 12 años se jubiló después de trabajar con el Banco Interamericano de Desarrollo.
Los Hijos de Nadie puede comprarlo en Librería Universal y varias farmacias y cuesta ¢1.200 y así ayudarle a estos muchachos a formar su propia familia, y por qué no, ser parte de esta.