Berlín, 26 nov (EFE).- El canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Barroso, defendieron la existencia de una identidad europea plural pero unida en un proyecto común, al abrir hoy en Berlín una conferencia internacional en busca de un "alma para Europa".
En los primeros discursos de la conferencia -que se celebra durante dos días a escasos metros de la Puerta de Brandeburgo, símbolo por excelencia de la Europa reunificada- los oradores dejaron patente su fe en la existencia de una identidad propia, pero algunos señalaron que esta a veces se ve mejor desde fuera.
"Somos mejores de lo que nos creemos nosotros", dijo el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, quien también intervino en la Conferencia, después de asegurar que la diversidad europea vista desde fuera "no es un lastre, es una fuerza".
Esa diversidad, que en el siglo XX dio lugar a grandes conflictos, hoy día se ha convertido en un plus que es lo que diferencia a Europa de Estados Unidos, del mundo árabe y de otras potencias emergentes, opina Fischer.
Para él, la integración europea tiene una fuerza, "una radicalidad" que supera a la de las grandes revoluciones de los siglos XVIII y XIX.
Barroso abundó en el argumento de la ventaja de las influencias múltiples recordando que el preámbulo de la Constitución Europea dice que la comunidad está "unida en la diversidad", "unas palabras ambiciosas porque significan que diversidad no quiere decir división".
El concepto de identidad europea "es plural a la vez que la expresión de la voluntad de unión", añadió el presidente de la Comisión, para quien "el sentido de pertenencia a Europa es esencial para forjar un destino común".
El socialdemócrata Schroeder fue más prosaico a la hora de expresar su fe en una identidad europea que integre distintas culturas y tradiciones.
Schroeder se declaró "seguro" de que se acabará creando una identidad europea igual que se crearon las nacionales en un continente en el que, en el siglo XIX, alguien era lombardo o bávaro pero no italiano o alemán.
Para el canciller, gran defensor del ingreso de Turquía a la Unión Europea, la identidad europea no se define "por criterios geográficos, ni por una forma común de ver el mundo, sino con criterios políticos", que son los que condicionan la adhesión de un país a la comunidad.
Una parte esencial de esa identidad, dijo, es consecuencia de que la Europa comunitaria naciera como "respuesta a la guerra y la destrucción del siglo pasado", y por ello uno de las grandes retos del futuro es lograr una política de seguridad y exterior común.
Fischer, en este sentido, se dirigió en el debate a Barroso para lamentar el que en la reciente conferencia internacional sobre Irak, la UE estuviera representada por tres personas, algo que los ajenos a la Unión no acaban de entender, dijo.
El otro gran factor diferenciador es, según Schroeder, el "modelo social europeo", que se distingue del "individualismo de EEUU o del colectivismo de Asia", y que es "un logro de civilización único". El modelo social europeo es "una simbiosis de individualidad y solidaridad", afirmó.
Europa, según señalaron tanto el canciller como su ministro o Barroso, tiene ya un peso específico cuando se presenta como potencia económica y comercial.
Pero, la identidad esta más unida a la "cultura y a los valores...y en la jerarquía de valores la cultura está por encima de la economía", dijo Barroso, quien aseguró que su Comisión dará prioridad a los intercambios culturales y se propone "aumentar la participación cívica" en la construcción europea.
"Sería un error pretender que la cultura y la economía son dos mundos separados", dijo el ex primer ministro conservador portugués, quien señaló que si Europa quiere cumplir los objetivos de la Agenda de Lisboa de convertirse en la región más competitiva del planeta "deberá utilizar plenamente su potencial intelectual".
Barroso, lógicamente, no entró en la cuestión de si conviene o no abrir las puertas de Europa a Turquía, pero igual que gran parte de los que participaron en el debate, señaló que Europa no es sólo fruto de la cultura judeo-cristiana o del clasicismo grecorromano, sino también de otras influencias como el Islam. EFE
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