Una voz amistosa, pausada y pícara respondió al otro lado del auricular: era el cantautor Joaquín Sabina. Con un tono cordial, casi como un viejo amigo, confesó que debido a su cercanía a la región se siente más latinoamericano que europeo y que más que “poeta urbano”, como le llaman, se considera “urbano” y “escritor de canciones”.
Todo esto se lo reveló el célebre cantautor español a Viva en una entrevista a propósito de Vinagre y rosas , su más reciente disco de estudio, que será lanzado al mercado el 17 de noviembre.
De esa producción, ya suena en las radios el primer sencillo, Tiramisú de limón . Además, hoy se estrena alrededor del mundo el videoclip de ese tema, el cual fue filmado en el antiguo Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi, en Madrid.
Sabina tampoco ocultó su intención de venir a Costa Rica a presentar su nuevo trabajo. A continuación, un extracto de la entrevista.
¿Por qué cuatro años de silencio en cuanto a nuevas producciones?
Porque hice una hermosa gira con Joan Manuel Serrat y otra solo, y porque no me programo para escribir canciones; ellas vienen cuando quieren y yo no edito un disco hasta no tener varias canciones que me parezcan merecedoras de salir al aire y vivir solas.
Entonces, la inspiración viene a usted, usted no la busca.
No, no la busco porque cuando la busco es imposible. Hay otros compañeros míos, a los que envidio mucho, que se ponen a trabajar cada día y la inspiración acaba viniendo. No es mi caso, yo funciono a oleadas, a arrebatos, que es como ha sido con este disco. Para Vinagre y rosas, me fui con el poeta Benjamín Prado a Praga para quitarnos de Madrid y de cualquiera que nos conociera, y en 10 días hicimos el núcleo de canciones de este disco.
¿Por qué eligió Praga para escribir las canciones de este disco?
Porque yo no conocía Praga y en Praga nadie me conocía a mí, y porque es una ciudad hermosa, melancólica y decadente.
¿Hubiera existido este disco sin el escritor Benjamín Prado?
No. Yo le empujé a salir de una depresión amorosa que tenía y él me empujó a escribir el disco. Y lo hicimos a cuatro manos. De tal manera que, hoy por hoy, cuando oímos las canciones o leemos las letras, ninguno de los dos sabemos cuál fue nuestra participación porque todo se confundió.
¿Qué lo motivó a trabajar con Leiva y Rubén (que forman el grupo español Pereza) en los temas Tiramisú de limón y Embustera ?
Porque me estaba saliendo un disco bastante amargo. A mí me gustan las canciones amargas; de hecho, son las que más me gustan, pero pensé que hacía falta abrir un par de ventanas y que entrara aire fresco, juvenil y rocanrolero, y el único grupo español que me gustaba para hacer ese tipo de colaboración eran los Pereza. Los llamé, son dos, cada uno hizo una melodía, yo hice la letras y nos juntamos en un estudio para grabarlas y tocarlas. El resultado y el proceso nos gustaron mucho a los tres.
¿En Tiramisú de limón regresa un poco a sus raíces roqueras?
Claro, como acabo de cumplir 60 años, decidí contactar a un grupo de rock joven para que me diera ese aire que yo tenía a los 30 años.
¿Considera que sus canciones tienen, en general, un tono amargo o más bien nostálgico?
Creo que son amargas y nostálgicas, pero corregidas por el humor, la ironía y un cierto cinismo, que son las cualidades que a mí me gustan en los libros que leo, en las películas que veo y en las canciones que oigo. Creo que a una canción le conviene la tristeza. Canciones alegres no conozco ninguna que no sea Cumpleaños feliz .
¿Hay un juego o dicotomía con vinagre y rosas, y tiramisú y limón?
Sí. Por diferentes motivos, pero es el mismo juego. El vinagre es el dolor y las rosas son la alegría. El vinagre es el desamor y las rosas son el amor. Son metáforas de la vida. Tiramisú de limón es otro caso, porque lo que me gustaba es el sonido. A mí me gusta meter palabras en nuestro idioma común que no hubieran estado antes, de ahí la frase Tiramisú de limón .
En este disco, la canción Ay! Carmela está dedicada a una de sus hijas, al igual que Ay Rocío (del disco Alivio de luto , 2005), pero es difícil no preguntarse si Ay! Carmela remite al canto popular y simbólico de los republicanos en la guerra civil en España.
Claro, naturalmente. Aunque debo aclarar que mi hija Carmela se llama así por ese canto republicano de la Guerra Civil. De hecho, la canción de Carmela nació la misma noche que nació Ay! Rocío , la canción a mi otra hija. Lo que ocurre es que no quería poner dos temas de amor a mis hijas en el mismo disco porque me pareció un poco obsceno, así que me guardé una para esta producción.
¿Por qué incluir Violetas para Violeta , después de tantos años, en su nuevo disco?
Por culpa de Mercedes Sosa, que dos meses antes de morir me dijo que quería cantar una canción conmigo. Yo tenía esa escrita desde hace muchos años y no la había editado nunca, por lo que se la di para que la cantáramos juntos. Ahora, en homenaje a Mercedes y a Violeta Parra (1917-1967, cantante y artista chilena), decidí editar la versión original.
¿ Violetas para Violeta es un homenaje a toda Latinoamérica?
Claro. Yo nunca me sentí muy europeo porque, cuando era muy joven, España estaba muy aislada de Europa. Además, cuando España empezó a estar muy en Europa, empecé a viajar por Latinoamérica, así que me siento mucho más latinoamericano que europeo.
¿Cómo le afectó al mundo la partida de Mercedes Sosa?
Pues el mundo queda muy triste porque ya no vamos a tener canciones nuevas de ella. Sin embargo, el mundo tiene un patrimonio maravilloso: todos los discos que grabó La Negra Sosa en vida.
¿Encontró inspiración para este disco en situaciones del panorama económico o político actual?
Hay una canción que se llama Crisis y otra que se llama Parte meteorológico , que no habla del calentamiento global sino de todo eso aplicado a una relación de pareja. Todas las canciones tienen eso, pues siempre busco que la actualidad entre por mis ventanas.
En cuanto a Crisis , ¿es un sentir de crisis económica y sociopolítica o también del corazón?
Es sobre absolutamente todo porque no quise hacer ningún análisis ideológico ni sociopolítico ni económico. Lo que quise hacer fue una especie de grito con la palabra más usada en el último año en todos los continentes: crisis.
¿Qué hace a este disco único o distinto de sus otros álbumes?
Pues no lo sé. En los anteriores discos también me preocupé de que fueran únicos. Creo que es un disco, hecho cuatro años después del último, con canciones muy elaboradas, muy pensadas, desechando otras muchas que tengo en el cajón y que a mí me pareció que no estaban a la altura emocional de las demás. Este es el material y el disco que quiero compartir con la gente que está frente al escenario en este momento de mi vida.
Para cada disco, ¿cuántas canciones acepta como buenas y cuántas decide desechar?
Un 50%. Por ejemplo, en este disco teníamos como 30 canciones escritas y, al final, editamos 14.
Genialidades urbanas. Sabina le restó importancia a calificativos que se le han endilgado tales como “genio”, y además, habló de su afinidad con Latinoamérica.
¿Le molestan o incomodan los calificativos como “genio” o “referente de muchas personas”? ¿Le provocan una presión adicional a la hora de crear y de presentarse?
A la hora de crear, no, porque yo creo solo, con Benjamín o con mis músicos en una habitación, aislados del mundo. No me incomoda, más bien me sorprende pues me parece que son trajes que me quedan bastante grandes.
En este momento de su vida y de su carrera, ¿le preocupa el mañana o vive el día a día?
Mi carrera nunca me ha preocupado nada porque considero que esto de escribir canciones es una pasión personal que, gracias a una bendición de no sé qué extraños dioses paganos, he podido compartir con mucha gente en el mundo de mi idioma. Nunca he visto esto como una carrera y podría vivir de cosas como escribir en los periódicos, cosa que hago en España a menudo, o de editar libros.
“Lo de la canción fue un misterio, una magia y una casualidad que me ha dado muchísimas emociones pero que nunca lo consideré una carrera. Y sobre lo del día a día o el futuro, desde luego el día a día, pero no ahora que tengo 60 años, pues sentía lo mismo a los 18 años”.
¿El día a día?
Absolutamente. Yo tengo gente que me lleva la agenda pero que tiene absolutamente prohibido decirme dónde toco o dónde actúo dentro de cuatro días, solo puede decirme dónde actúo mañana.
¿Se considera poeta urbano?
Yo me considero urbano. “Poeta” me viene muy grande. ¿Sabe usted por qué? Porque mis amigos, la gente con la que comparto, son los mejores poetas en lengua castellana. No le diré nombres, pero conociéndolos y leyéndolos sé muy bien que yo soy urbano pero no poeta. Soy un escritor de canciones.
¿Cree que sus versos son una combinación de tendencias tradicionales y contemporáneas?
Sí, a mí me gusta el vino nuevo en odres viejos. Es decir, a mí me gusta que la gente joven o la que va a conciertos, pero que no lee libros, sepa que hay otra forma de escribir más clásica aunque se usen palabras más contemporáneas.
¿Aún hay Sabina para rato?
Quién sabe (ríe). Me gustaría.
¿Presentará su nuevo material con un concierto en Costa Rica?
Vamos a hacer una gira por Latinoamérica. En la última gira con Serrat, me enfadé mucho cuando vi que no iríamos a Costa Rica, donde he sido tantas veces feliz en el escenario y fuera de él. Esta vez, aún estamos armando la gira pero te aseguro que estaremos en San José.
¿Diría que el público de Costa Rica tiene alguna característica que lo diferencia de los demás?
Sí, tiene unos matices diferenciales con el resto de Centroamérica, por ejemplo, permaneció sin guerra cuando se desataron todos esos incendios alrededor y no tiene ejército. Me gusta mucho el carácter de los costarricenses, que es más suave y más amable. He tocado varias veces en Costa Rica y siempre he disfrutado mucho.
¿Se ha planteado si podría vivir en Latinoamérica en algún momento?
Es una de mis fantasías sexuales favoritas (ríe).