Si alguien pasa de boca en boca, esa es la Bersuit Vergarabat (BV), quizás una de las bandas más interesantes, años atrás, del movimiento de rock argentino, hoy por hoy, de ese cada vez más extenso fenómeno llamado rock latino.
No es que la BV sea vanidosa y tenga una repisa llena de honores por buena conducta, es que es demasiado transgresora para el gusto de las damas, los políticos, los corruptos, los que se santiguan, los formales, los defensores de la moral colectiva.
Para desgracia de los que ostentan el poder, la BV habla hasta por los codos -que le pregunten al expresidente argentino Carlos Menem, que en Sr. Cobranza queda retratado como un rufián-.
La Bersuit -como la llaman sus seguidores- no le tiene miedo a la censura ni a los años, ni a las dificultades... a nada.
En 1989, cuando nadie daba un cinco por el rock argentino, saltó ella liderada por el pelado Gustavo Cordera y así, con su nombre absurdo, haciendo una mezcla sin partituras y quebrando todo lo que se hacía en el rock de ese momento, sin corbatas, con los pantalones abajo y con el escándalo por delante se pusieron a hablar de la política y el sexo. Hasta la fecha no han parado.
Pasaron del anonimato que produce tocar en los sótanos a la popularidad que causa vender discos a manos llenas.
Han escupido sus verdades y vivencias en cuatro discos: Y punto , 1992; Asquerosa alegría, 1993; Don Leopardo, 1996 y Libertinaje, 1998. Es con este último disco con el que vienen por primera vez a Costa Rica. (Véase recuadro Verbo feroz )
Había que hablar antes con Cordera. Para el domingo aún faltan unos días, y es justo y necesario explorar esas canciones que son fotografías del mundo latino lleno de traumas, alegrías, fiesta, violencia, prepotencia y deshumanización.
Así que Cordera tomó el teléfono la semana pasada. "¡Hola! ¿qué tal?" y ahí se disparó a hablar con Viva desde Argentina.
-¿Ha sido la música un juego para Bersuit Vergarabat?
-En un principio cuando Bersuit nació, mezclaba el jugar con el vomitar, el quitarse algo de encima que te está matando por dentro.
"Ya han descargado mucho atropello, mucha invasión, mucha falta de respeto sobre los seres humanos y eso trae sobre nosotros mucho resentimiento a veces volcado con ironía, a veces en un tono festivo".
-¿La Bersuit de hoy sigue siendo tan brava como la Bersuit de ayer?
-Vivir es aprender y estos diez años nos han servido para abrirnos la cabeza, para ser más libres todavía.
"Seguimos manteniendo un enfrentamiento con lo político, lo erótico sigue siendo una constante, y cuestionamos fuertemente la moral judeo-cristiana, que es aberrante.
"Añoramos los momentos donde nosotros podíamos abrir las puertas de nuestras casas y salir a las calles sin que viniera un paramilitar a matarnos, a robarnos o a hacernos vivir situaciones de violencia".
-¿Con esto de cantar en todas partes, dar entrevistas y grabar discos no se les ha vuelto la música algo muy serio?
-Es verdad, el éxito trae como consecuencia que estás en los ojos de mucha gente y también recibís más presión, pero también trae como consecuencia poder viajar a Costa Rica.
"Antes no podíamos tocar muy lejos de donde vivíamos porque no teníamos como trasladarnos. Nosotros hemos vivido por mucho tiempo con mucha adversidad, para decirlo de alguna manera, después entramos a este mundo (el del éxito) y, bueno, realmente nos reímos mucho de todo esto, es un poco absurdo para nosotros."
-Pero ¿cómo hace la banda para mantener entonces su credibilidad cuando tiene que complacer al mercado?
-Tratamos de estar tranquilos, de no entrar en la histeria. La única manera que tenemos de protegernos es a través de la música: siempre sabemos qué decimos y desde dónde lo decimos.
"Nos han pasado muchas cosas en la vida y tenemos mucha historia encima que contar, no hemos cambiado para nada nuestra forma de vida porque seguimos estando en la calle."
-¿Son indispensables las vivencias para Bersuit?
-Uno antes que nada es un recolector de vivencias. Conocer otros países te abre la cabeza ¿qué más lindo que ampliar los horizontes de la percepción?
"¿Sabés?... Juntar en un cofre todas esas cosas que te pasan y cuando llegás a viejo decir 'mirá todo lo que viví', y no decir: ' mirá todo el dinero que tengo'.
"Esta es la otra cara del éxito: tener esta posibilidad de ir a Costa Rica, a España, a México, Estados Unidos, Chile, Perú y encima no tener que poner dinero de tu bolsillo".
-¿Es la de Bersuit una propuesta musico-catártica y no una cuestión de adoctrinamiento?
-Por supuesto que sí, no hay ningún tipo de mensaje oculto, no queremos llevar a la gente a ningún lado, no queremos hacer ningún tipo de revolución mesiánica.
"Lo nuestro es sencillamente una catarsis, jugar a qué es..., hacer como si..., es darle a la gente la posibilidad de liberar la violencia contenida sin necesidad de matar a nadie.
"Creo que contando nuestros cambios, de alguna manera, podemos influir en que otros cambien. Esto es mucho más elegante que decirle a la gente lo que tiene que hacer".
-¿Es por esa misma razón que la Bersuit no censura a quienes quieren callarla?
-Absolutamente. Creo que aquel que reprime debe sufrir mucho porque se siente muy mal consigo mismo.
-¿Qué tanto distará el próximo disco de los cuatro anteriores de Bersuit?
-Es muy distinto a los discos anteriores. Creo que puede llegar a ser el disco más interesante de la Bersuit por la forma en que están contadas las cosas, por la música... No sé si mejor o pero que los otros, pero sí creo que será un gran disco".
-Se vuelven a unir a Gustavo Santaolalla y a Anibal Kerpel para producir un disco ¿De qué forma ambos músicos modifican a la Bersuit?
-Lejos de modificarnos nos potencializan: sacan lo mejor que tenemos para dar.