El modisto italiano Giorgio Armani, antiguo rey del rigor, ha decidido renovarse, eso sí, a su manera, con la última colección femenina para la próxima temporada que presentó esta semana en la pasarela de Milán.
"La moda actual está necesitada de excentricidad, porque la hemos aplanado. Las mujeres tienen necesidad de aparecer una diferente de la otra", sentenció Armani sin apartar la vista de sus modelos.
Con esta clave de exaltación del individualismo, de una personalidad precisa y fuerte, hay que interpretar los desfiles que se pudieron ver a inicios de semana en la capital milanesa y que se resumen en una nueva chaqueta entallada en el busto y larga como una corola sobre los costados.
La mujer Armani de la próxima temporada será, pues, excéntrica, para ser diversa y hacerse notar, con una falda que enfatiza las curvas sin mostrarlas, un pantalón estrecho, que marca pero no exhibe, un abrigo con cuello en forma de pétalo que hace brotar el rostro.
Y más: un poncho de visón que parece una red, un sombrero con plumas y cintas, un vestido de noche estampado con flores que deja ver una combinación de tul negro. Todas ellas, cosas inusuales en el tradicional estilo de Armani.
Sin remordimientos
En este nuevo viaje no hay nostalgias del pasado, como reconoció el propio modisto, rodeado de sus ilustres clientas y amigas, Sofía Loren, Claudia Cardinale, Ornella Muti o Laura Pausini.
Sí que hay en esa nueva línea de la excentricidad controlada una vaga referencia al aire y la compostura de comienzos del siglo XX, con sus pequeñas chaquetas, sus estampados florales y esa gentileza femenina que para Armani está en extinción.
El mensaje del maestro, de 70 años de edad y cabello canoso que inspira respeto, está claro: nada de imposiciones, el placer y la personalidad por encima de los dictados, para que nadie vuelva a decir que un pendiente grande no se puede llevar con ropa deportiva.
Más juvenil
Armani también presentó una línea más desenfadada y juvenil, la de Emporio, aunque igual con propuestas fuera de lo habitual en él y que permiten ver a una mujer libre y romántica.
Bajo la falda amplísima aparecen pantalones que terminan en volantes y las chaquetas son breves, bajo las chaquetones de piel. Piel, de zorro y lobo, también en algunos abrigos, mientras las bufandas se llevan como un chal y en los colores predomina el violeta.
Junto a Armani, la pasarela de Milán recibió a Alberta Ferreti, que presentó una colección planteada casi toda sobre grises y negros, pero con toques de colores fuertes.
También se asomaron Antonio Berardi, Lorenzo Riva, y Dirk Bikkembergs.