"Los resultados del peritaje permiten afirmar que disponemos de los restos auténticos del emperador Nicolás II y de los miembros de su familia", declaró Boris Nemtsov, primer viceprimer ministro de Rusia.
Aun así, anunció que el Gobierno está dispuesto a asignar nuevos medios para una investigación complementaria.
Nemtsov hizo este anuncio tras la primera reunión en dos años de la comisión oficial encargada de dar sepultura a la última familia real rusa.
La decisión que adopte esta comisión tendrá "carácter de recomendación" y será el presidente, Boris Yeltsin, el que tenga la última palabra sobre el asunto, añadió Nemtsov.
Este anuncio se produce en momentos de creciente rivalidad entre Yekaterimburgo, San Petersburgo y Moscú por dar sepultura a Nicolás II y su familia.
La decisión sobre el entierro de los restos del Zar y su familia se complica aún más por la posición de la Iglesia Ortodoxa rusa, dividida entre los partidarios de canonizar al último emperador, su esposa, hijo e hijas, y los que consideran a Nicolás II culpable de todos los males que cayeron sobre Rusia en este siglo.
Pese a sus divergencias, tanto unos como otros insisten en la necesidad de pruebas complementarias sobre la autenticidad de los restos.