Buenos Aires, 13 dic (EFE).- Familiares de desaparecidos durante la dictadura militar que imperó en Argentina entre 1976 y 1983 repusieron hoy, merced a una orden judicial, un mural de homenaje a las víctimas en el que se aprecia a un sacerdote como partícipe en una sesión de torturas.
La obra "Argentina dolor y esperanza", realizada por la artista argentina Amanda Mayor, madre de uno de los asesinados en la llamada "Masacre de Margarita Belén, episodio del cual se cumplieron hoy 28 años, fue el centro de una puja judicial entre familiares de desaparecidos y la Iglesia católica.
El mural, situado en el aula magna de la estatal Universidad del Nordeste, en la ciudad de Resistencia, a unos 1.000 kilómetros de Buenos Aires, fue inaugurado en 1986, pero las autoridades eclesiásticas lograron que se tapara el sector donde aparece un sacerdote en una sesión de tortura.
Los alumnos de ese centro de estudios volvieron a pintar la escena de la polémica, pero nuevamente fue censurada, hasta que el juez federal Carlos Skidelsky, quien investiga la "Masacre de Margarita Belén", hizo lugar el pasado viernes a un amparo y autorizó la reposición completa del mural.
"Ordenar a la Universidad Nacional del Nordeste la reposición y/o repintado de la figura de un sacerdote en el mural ubicado en el aula magna de la misma, y titulado 'Argentina dolor y esperanza', en el mismo sitio que originariamente fuera pintado en julio de 1986", señala el veredicto judicial.
La reposición de la obra se hizo en el contexto de una serie de homenajes, que comenzaron el sábado y concluyeron esta noche, a los 22 presos políticos asesinados en 1976 a golpes algunos, fusilados otros, en un paraje rural conocido como Margarita Belén, a pocos kilómetros de Resistencia.
El Ejército, varios de cuyos oficiales están imputados por ese caso, entre ellos el ex jefe de la fuerza Ricardo Brinzoni, informó en aquel entonces de que "un grupo subversivo" había atacado un convoy militar que trasladaba a los 22 presos, quienes murieron en un "enfrentamiento" cuando intentaban escapar.
Sin embargo, las posteriores investigaciones judiciales y de los organismos de derechos humanos refutaron los argumentos suministrados en 1976 por el Ejército, ya que determinaron que, al menos, unos doce presos políticos fueron asesinados a golpes y fusilados los restantes.
Varios sacerdotes y seminaristas de la Iglesia católica fueron víctimas de la dictadura por su actuación en defensa de los derechos humanos, aunque otros colaboraron con la represión ilegal, según las distintas causas por delitos de lesa humanidad que se ventilan en los tribunales argentinos. EFE
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