Un año ha pasado desde que Beatriz Pinzón le dijo adiós a sus frenillos, a sus gruesos lentes y a su ropa pasada de moda, y desde que decidió a darle una nueva oportunidad al hombre de su vida: Armando Mendoza (Jorge Enrique Abello).
Sin el fantasma de la mujer fea pisándole los talones, y sin las intrigas de Marcela Valencia y Patricia Fernández,
Aunque será hasta esta semana que llegue a su final
En esta serie, se verá a Beatriz (Ana María Orozco) como una mujer mucho más segura, quien combina sus obligaciones de ejecutiva con las de madre y esposa.
En una entrevista que Orozco había concedido en el 2001, al canal argentino Telefe, con motivo del estreno de
“Es un personaje más fresco, ya no tiene la carga del pasado, ya no tiene los complejos de fea. Ahora vienen nuevos problemas para Betty, son más las responsabilidades”, había explicado la colombiana.
“Betty está superconcentrada en el trabajo, creo que es como trabajólica, y Armando va a estar esta vez más dedicado al hogar; es algo muy interesante”, opinó en aquel momento Orozco.
“Va a ver un poco de intercambio con otros países, entrarán personajes extranjeros, un gringo, una mexicana, que en realidad es (interpretada por una) argentina, y Betty va a tener un poco de celos, se va mostrará ese contraste del trabajo de los gringos, que son más cuadrados, con este despelote (el del trabajo en Ecomoda)”, añadió.
Además, deberá luchar contra el regreso de Mario Calderón, quien en
Un personaje antagónico amenaza con traerse todo abajo. Se trata de la presencia de Gabriela Garza (interpretada por la actriz Lorena Meritano), quien le roba la calma a Betty con su belleza y determinación para los negocios.
Con la llegada de Garza a Ecomoda, Beatriz teme que su esposo vuelva nuevamente a las andanzas del hombre mujeriego que fue en el pasado.
Armando, por su parte, se muestra en una etapa más estable, aunque no deja de tener sus crisis. Está feliz por el matrimonio que ha formado junto a Betty, y no le importa que ella lo haya relevado del cargo de presidente de Ecomoda, pero lo desespera la poca privacidad que tiene en su casa.
Y es que él tendrá que soportar las constantes intromisiones en su matrimonio, por parte de sus suegros, Hermes y Julia, y de El cuartel de las feas.
El cuartel también se las verá de cuadritos en esta nueva etapa, pues la presencia de Kenneth Jhonson, estadounidense especializado en moda, pondrá en riesgo su relajada forma de trabajo y sus sesiones de chismes.