Parma. El brillo y la leyenda de Miguel Angel, Rafael o Tiziano eclipsaron parcialmente a otros destacados protagonistas del Renacimiento, como Francesco Mazzola, más conocido como Parmigianino.
Una gran exposición, en el quinto centenario de su nacimiento, trata de recuperar ahora la dimensión y la esencia de este artista con fama de perdedor, que murió de forma precoz a los 37 años.
Su contribución al desarrollo de algunos conceptos básicos de la composición, como la complejidad dramática o el movimiento, y sus particulares y elegantes maneras le sitúan entre los impulsores de esa tendencia fundamental del arte que fue el manierismo.
Corriente manierista
La corriente manierista se desarrolló en Italia durante el Siglo XVI en respuesta al naturalismo que orientó al arte renacentista y luego se extendió a Europa como heraldo del Barroco.
Parmigianino (1503-1540) aportó a ese flujo un distinguido toque de refinados detalles para adornar a sus personajes de rasgos prolongados, que se resumen en su obra más famosa, La Madonna dal collo lungo (1535), expuesta en los Uffizi de Florencia.
Para ampliar horizontes y rendirle el tributo que demanda su mérito, la ciudad que le vio nacer ha reunido en una gran antológica 40 cuadros y 60 dibujos, escoltados por una selección de obras de seguidores y coetáneos, como su maestro Corroggio.
Los principales museos del mundo, entre ellos El Prado madrileño ("Santa Bárbara"), ha aportado los cuadros y bocetos que cuelgan en la Galería Nacional de Parma hasta el 15 de mayo para testimoniar la dimensión del autor.
Sus aristocráticas e irrepetibles Madonnas de cuello de cisne y sus retratos efectistas atrapan al visitante, que queda prendado de su genialidad inventiva y sugestiva técnica.
Frente a dos angelotes de equívoca mirada, la superintendente de Bellas Artes de Parma, Lucia Fornari Schianchi, habla de la elegancia sensual y la belleza ambigua, a veces hermafrodita, que destila la obra de Parmigianino.
"Esta belleza -afirma- no nace de la observación de la naturaleza, porque no es una belleza natural, sino una belleza mental, que le hace moderno en nuestros días"..
La exposición, que luego viajará a Austria, se completa con otras muestras paralelas, como la dedicada a su pasión alquimista, y un intrincado recorrido por palacios e iglesias de Parma.
Dos de las paradas en este periplo son el castillo de Fontanelatto y la iglesia de la Steccata.