Río de Janeiro, 25 mar (EFE).- La reina Beatriz de Holanda, que cumple una visita de Estado de seis días a Brasil, quiso saber hoy a su paso por Río de Janeiro si la realidad de la "Cidade Maravilhosa" es tan violenta como la que retrata el filme de Fernando Meirelles.
"Cidade de Deus", película basada en el libro de Fernando Lins, plasma una historia descarnada de violencia y marginalidad que la monarca quiso verificar "in situ", pese a que sus guías insistían en enseñarle, mejor, las playas del sur turístico carioca o símbolos como el Cristo Redentor y el Pan de Azúcar.
La Reina mostró "preocupación extrema con los problemas sociales de la ciudad", de la que abundó en elogios por su belleza natural y la hospitalidad de sus gentes, dijo hoy a los periodistas Rubem Cesar Fernandes, coordinador de "Viva Rio", entidad privada que promueve el rescate de los valores de Río de Janeiro.
"Mientras los asesores le apuntaban las playas, ella quería saber dónde queda 'Rocinha'", dijo Fernandes en alusión a la favela considerada como la más grande y más poblada de América Latina, donde hoy la policía se incautó de 32 kilos de cocaína.
"También estaba bastante curiosa en saber dónde está 'Cidade de Deus', por causa del filme que ella vio. Quería saber si la realidad es la misma que la mostrada en la película o si hubo exageración" en la producción de Meirelles, añadió la fuente.
La monarca llegó el domingo a Brasil en compañía del príncipe Guillermo y la princesa de Orange para una visita que comenzó en Brasilia y, tras cumplir compromisos en Río de Janeiro, continuará en Sao Paulo, Sao José dos Campos y Recife.
Como ocurrió ayer, lunes, tras sus reuniones con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y los dignatarios del Congreso nacional, hoy la Reina no ofreció entrevistas.
A su paso por la fundación social Sao Martinho y el cerro del Corcovado, donde se levanta el Cristo Redentor, la reina Beatriz y su comitiva fueron recibidos con fiesta y manifestaciones de cultura popular.
Una exhibición de capoeira, la danza acrobática de origen africano que describe movimientos de ataque y defensa, encantó a los visitantes, que no dudaron en seguir el ritmo desde sus asientos moviendo los pies. EFE
hbr/cw