Con una muestra de 57 obras -algunas de ellas casi nunca observadas por los ticos- que se inaugura mañana, la Galería 11-12 se propone redescubrir el trabajo del artista Manuel de la Cruz González (1909-1986) e, incluso, realizarle un homenaje.
No hay duda de que De la Cruz marcó un hito en la historia de la plástica costarricense: inició, junto a Max Jiménez, la vanguardia en el país, y fue clave en la introducción del arte abstracto -arte no figurativo- desde finales de la década de los años 50.
No obstante, según su hija la historiadora del arte Ana Mercedes González, aún queda mucho por conocer y comprender de su trabajo, el cual fue esencialmente no figurativo, y concentrado en el expresionismo abstracto y en el abstraccionismo geométrico.
"Lo más importante es que la exposición retrospectiva es un redescubrir de la obra. Su creación no se caracteriza por la homogeneidad, sino por la heterogeneidad ya que él no se centró en un solo estilo, y exploró diferentes lenguajes y técnicas", detalló González, quien es curadora de la sala 11-12.
Al público
Así, en la muestra habrá 21 óleos, una tempera enorme, y 35 obras en papel, donde se ve desde el arte más académico que desarrolla en los años 30 -sus retratos, sus paisajes estructurados y sintetizados, sus guajiras, y sus perturbadoras creaciones abstractas- hasta los cuadros que pintó tres años antes de morir.
La exposición fue armada a partir de varias fuentes: la colección de Paul Woodbridge y las obras de Mercedes González, Gunnar Peterson, y de la propia Galería 11-12.
Manuel de la Cruz González fue un artista autodidacto cuya obra siempre apuntó hacia lo no figurativo. Fue un hombre inquieto: publicista, locutor de radio, actor, escritor y poeta.
Tras la guerra civil de 1948, decidió autoexiliarse. Viajó a Nicaragua, Cuba y Venezuela. En este último país se asentó por siete años (1951-1958) gracias a un buen contrato que le ofreció la empresa Shell, en Maracaibo.
Allá, explicó su hija, fue muy estimulado intelectualmente y hasta tuvo la oportunidad de codearse con importantes figuras.
En 1958 vuelve a Costa Rica y empieza a enfrentarse con un medio artístico que lo va a atacar, más que a comprender y valorar. Expuso en el Museo Nacional y levantó un polvorín de críticas, en una Costa Rica dominada por la Academia.
En los años 60, forma parte del Grupo Ocho, que introdujo con fuerza lo abstracto en el país.
Con todo lo anterior, De la Cruz se convierte no solo en un maestro, sino en un hombre que impulsa la formación de grupos de artistas y que realiza una obra valiente.
"Todavía hay gente que no lo entiende. Esa fue su cruz y amargura porque nunca se sintió aceptado", recordó su hija.v
Lo básico
Nombre: Exposición de la obra de Manuel de la Cruz González.
Lugar: Galería 11-12, ubicada 200 metros este y 100 al norte de El Farolito, en barrio Escalante.
Inauguración: Mañana, desde las 11 a. m. hasta las 7 p. m.