Como no podía ser de otra forma la consulta más recurrente de este mes giró en torno a los famosos 48 FPS que empleó Peter Jackson para filmar El Hobbit . El anuncio del galardonado cineasta tomó por sorpresa a buena parte de la industria cinematográfica que apenas se termina de adaptar a la a veces no muy popular idea del 3D. Pero para Peter la cruzada es la misma: se trata de acercar más a la gente a los cines y de combatir la nueva tendencia de consumir las películas en la computadora o, todavía “peor”, en un dispositivo móvil. Hace unas semanas atrás el neozelandés explicó: “si estuviera haciendo filmes solo para el iPad ya me habría retirado”.
¿Qué implica el cambio?
Veamos... “Frames per second” (abreviado FPS) significa “cuadros por segundo” y alude a la frecuencia a la cual se proyectan distintos fotogramas frente a nuestros ojos.
Desde que el cine dejó de ser mudo (hace más de 80 años) se ha movido a 24 cuadros por segundo, cifra que se utilizó como punto de partida ideal pues permitía un movimiento natural al ojo humano sin malgastar cinta adicional. Es decir, a partir de una medida de ahorro pensando en “lo mínimo aceptable” se produjo un estándar universal que data de 1927, algo que para Peter Jackson resulta absurdo: “debemos hacer de la experiencia del cine algo más inmersivo, mágico y espectacular, no creo que la tecnología de entonces deba ser nuestro referente en el 2012”.
Los 48 FPS permiten lo que Jackson busca pues presentan una imagen mucho más fluida, consiguiendo un efecto más realista y natural que ha sido recibido con entusiasmo por algunos (James Cameron ya anunció que piensa grabar Avatar 2 y 3 en este formato) y con reserva por otros... sucede que para críticos y puristas tanto realismo le quita la “magia” al cine y más bien abarata la calidad de la proyección.
Por ejemplo, el maquillaje es más obvio y la confección de los sets queda más expuesta, de modo tal que podemos llegar a ver los lentes de contacto que usa Gandalf (Ian McKellen) o quedarnos con la impresión de que la casa de Bilbo (Martin Freeman) es un escenario digno de telenovela venezolana de bajo presupuesto. Para empeorar las cosas con el estreno de El Hobbit también llegaron quejas de mareos y un par de medios irresponsables hablaron de gente vomitando en el cine.
Jackson, sin embargo, se sacude de todas estas impresiones y más bien asegura que las famosas críticas típicas del 3D desaparecen en 48 FPS pues la vista no se cansa y el cerebro agradece la imagen “suavizada”. Además, el director subraya que al grabar al doble de la velocidad usual se evitan las imágenes borrosas y con “saltos” típicos de los movimientos rápidos de cámara, comparando el salto tecnológico al que diera la humanidad cuando pasó del vinilo al CD.
¿Mi opinión? Yo estoy con Peter y coincido con la revista Wired , que describió la tecnología como “insanamente hermos”.
Me tomé el trabajo de ver la película en una sala normal primero (deficiente), IMAX después (fenomenal) y “HFR” por último (¡magnífica!) y aunque es cierto que inicialmente toma un rato acostumbrarse al nuevo formato puedo dar fe de que es una experiencia que realmente enriquece la proyección del filme y lo lleva a “otro nivel”.
Ahora bien, esta ventana al futuro no necesariamente será del agrado de todos, por lo que si usted es de los que gustan de mantener la fantasía tan lejana de la realidad como sea posible le recomiendo mantenerse sobre los 24 cuadros por segundo... después de todo esta excentricidad de Jackson está todavía muy lejos de convertirse en el nuevo referente de la industria.