El notición de "la toma" es que viene el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón. Este es un príncipe muy especial. La historia de su vida no está llena de desventuras, ni ninguna jovencita bella y casadera lo encontrará en el arroyo, convertido en rana, esperando transformarse en apuesto mancebo al contacto con sus labios. Desde que nació, su destino como futuro rey de un país al que sus padres habían logrado enamorar, ya estaba perfectamente definido. Lo de guapísimo le vino de feria, para terminar de redondear el motete, como dice nuestro pueblo. En eso, tuvo más suerte que su primo Carlos de Inglaterra, muy inteligente, pero demasiado orejón y narizón para el gusto de las féminas de nuestros días.
Estudió para rey
En esta vida, algunos estudian para abogados, otros para médicos o ingenieros, pero son contados los que tienen que estudiar para rey, como ha sido el caso del heredero español.
Desde que nació comenzó el entrenamiento, y como la Corona española se ha caracterizado por su modernidad, no era cosa de educarlo para ser un bueno para nada. Al final de la secundaria lo enviaron a estudiar a Canadá. En 1986 ingresó en la Academia Naval Militar de Marín, y allí comenzó a notarse que se veía muy bien con uniforme. Luego pasó a la Academia General del Aire de San Javier. Después de esa preparación, pasó a cosas más civiles, y entró a estudiar Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, de la que se graduó en 1994. Después obtuvo una maestría en Relaciones Internacionales en los Estados Unidos, en la Universidad Católica de Georgetown. Adecuada especialidad para un futuro monarca, a quien desde hace unos dos años se le dio la responsabilidad de representar a la Corona en los traspasos de poderes en Iberoamérica.
Treinta años y ¡aún soltero!
En el 98, el pasado treinta de enero, este acuariano cumplió treinta años. Casadas ya sus hermanas "por amor", según ha afirmado la Casa Real, ahora la opinión pública española ha arreciado la lluvia de informaciones, presionando para que él se case también. El heredero al trono tiene, como obligación primordial, asegurar la sucesión dinástica, y en la familia real española no ocurren deslices "a la Estefanía de Mónaco", así que es requisito imprescindible que don Felipe contraiga nupcias.
Claro que también él podrá casarse con quien disponga Cupido..., con una salvedad: la novia deberá ser de sangre tan azul como la suya. Esto limita la escogencia a poco más de una docena de princesas casaderas, algunas descartadas desde el principio por tener tan poca cabeza como las hijas de Rainiero.
La lista no es, como vemos, muy abundante. No todo podía ser color rosado; algún defecto debía de traer el paquetito. Lo que sí pareciera verdad es que la decisión la va a tener que tomar pronto, porque sus futuros súbditos comienzan a impacientarse.
Pero las costarricenses que tienen la esperanza de flecharlo a primera vista en su próxima visita, no deben abandonar la lucha. Recuerden a Wallis Simpson, gringa y divorciada, que logró conquistar al rey Eduardo VIII de Inglaterra. Sí, sí, claro que nunca fue reina, pero a lo mejor habría aquí muchas que se conformarían con ser tan solo duquesas, como ella.
¿Cómo es?
El príncipe Felipe tiene todas las virtudes necesarias para desempeñar un buen papel como heredero a la Corona. De porte elegante y comentarios inteligentes, sabe que no debe dar de qué hablar, soporta de la mejor manera aquello que tiene que soportar, y se conduce con elegancia en su vida privada. Sin embargo, el público lo siente demasiado rígido y perciben en su rostro una sonrisa forzada. Pero se dice que esto se debe a timidez, más que a otra cosa, y que a la hora de tratarlo de cerca, es una persona encantadora, muy normal.
El escritor Daniel Múgica dijo, luego de tener un encuentro con él: "Don Felipe me pareció muy brillante y con una mente muy ágil. Gana mucho en el cara a cara. Para nada es la persona fría que a veces aparece por televisión." Gusta a muchos porque ha demostrado estar muy bien enterado de todo aquello que ocurre en España. Parece no diferenciarse gran cosa de la gente de su propia edad. Es más, hasta tiene el interés que comparten millones de personas alrededor de todo el mundo: es amante de Internet.
Una personalidad bien redondeada, con un interés marcado por las cosas que ocurren en el mundo y a su alrededor, hacen a Felipe, Príncipe de Asturias, una persona digna del trono.
Las mujeres de su vida
El príncipe Felipe es el único hijo soltero que le queda a los reyes de España, y ha dicho muy claramente que no tiene ninguna prisa en casarse; es más, oficialmente ni siquiera tiene pareja, aunque se le han atribuido por ahí varios noviazgos.
Al parecer solo ha tenido dos relaciones estables. La primera fue con la periodista Isabel Sartorius, hija del Marqués de Mariño, antes de que ella, en el 97, anunciara su boda secreta con el banquero Javier Soto y, como si fuera poco, añadiera que estaba embarazada.
La segunda amistad duradera fue con la estadounidense Giselle (Gigi) Howard, a quien conoció en 1995, estando ambos en la Universidad de Georgetown. A pesar de que la pareja niega cualquier tipo de relación amorosa, constantes encuentros clandestinos y llamadas han dado mucho de qué hablar. Esa amistad hasta le costó a un reportero la posibilidad de sufrir cuatro años de cárcel, por intervenir el teléfono de la joven para escuchar sus conversaciones con el príncipe.
Se ha rumorado que otra firme candidata para llenar el corazón de Felipe es Tatiana de Liechtenstein, hija del príncipe Hans Adam II y la princesa María Kinski. Ella, de 25 años de edad, según los especialistas, reúne todas las cualidades necesarias para ocupar el puesto de futura reina: princesa del centro de Europa, rubia, de ojos azules, inteligente, fluida en cuatro idiomas, simpática y de fe católica.
Más recientemente se dio a conocer un supuesto romance entre el príncipe y la condesa alemana Carolina de Waldburg. Quienes la conocen, la describen como atractiva, deportista, inteligente y cauta. Esta joven, de 26 años, es hija del conde Gebhard y de la condesa Birgit, miembros de una de las dinastías más antiguas del Gotha, por lo que se dice que una boda entre ella y el príncipe de Asturias no cambiaría ni alteraría las normas internas de la Casa Real española.
Durante la boda de la infanta Cristina, en octubre del 97, todas las miradas estuvieron sobre el príncipe y Victoria Borbón Dos Sicilias, de 22 años, hija de los duques de Calabria, y prima tercera de Felipe. Sin embargo, algunas fuentes dicen que la relación que los une es puramente fraternal.
La lista de candidatas crece día con día. Se ha escuchado mencionar los nombres de Pilar Orleans-Borbón Parodi, Natalia de Prusia y Catalina de Austria, e incluso una modelo noruega conocida como Eva.
Todo este interés por los amores del príncipe hizo que hace poco sufriera una gran intromisión en su vida privada. Unas fotografías suyas tomando el sol junto a una modelo le fueron robadas, provocando gran alarma en los servicios de seguridad.
Pero a lo más que llega el joven heredero, en cuanto a los rumores de supuestos amores, es a exclamar, con voz sorprendida: "¿Cómo pueden decir que salgo con ésta, si ni tan siquiera la conozco?". Pobrecito; pero, bueno, así de dura es la vida de la realeza.