México . La victoria del evangelista y opositor Pablo Salazar en las elecciones del domingo para gobernador de Chiapas (sur), aceptada por casi todo el mundo, significa un nuevo y duro revés para el dinosáurico Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se resiste a aceptar la derrota.
Los datos preliminares del Consejo Estatal Electoral (CEE) difundidos este lunes apuntan que Salazar, candidato de la Alianza por Chiapas que abarca de la izquierda a la derecha, es el virtual gobernador electo con 52,7% de los votos emitidos, mientras que el priísta Sami David suma 46,9% cuando se han contabilizado 94,5% de las mesas electorales.
David y su partido cuestionan la efectividad de las encuestas a "boca de urna" y conteos rápidos que dan por hecho que Salazar es el triunfador. Incluso el presidente del CEE, Eduardo Pineda, dijo que los datos son prácticamente irreversibles.
Los comentaristas políticos chiapanecos hablan del "efecto dominó", en referencia a que el conservador Vicente Fox arrasó en las elecciones presidenciales de julio, en las que acabó con siete décadas de poder del PRI a nivel nacional.
Salazar dijo este lunes que su victoria ha sido reconocida por el CEE e incluso por el gobernador Roberto Albores, pero se abstuvo de calificar la resistencia mostrada por el PRI.
Interrogado sobre si ahora se abren nuevas rutas para resolver el problema de la guerrilla zapatista, Salazar -que como senador ha participado en las negociaciones de paz- dijo que su gobierno trabajará para resolver "los problemas de la selva, todos los problemas de Chiapas", que ocupa el primer lugar en cuestiones como carencias en educación, salud, educación y también en lo referente mortalidad.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y su jefe supremo, el subcomandante Marcos, guardan silencio sobre el proceso y su resultado, pero Salazar ha reiterado su voluntad a contribuir a restablecer el diálogo con los rebeldes, en el marco del plan propuesto por Fox.
El Diario de Chiapas indicó que "la historia está escrita en Chiapas. Ya solamente queda por hacer en el priísmo, el testamento para finiquitar el fin de una etapa política en el país y principalmente en Chiapas".
El 'duro' gobernador Roberto Albores tragó la derrota y dijo que "el voto de los chiapanecos, es una orden que no se discute".
Luego que David y el PRI indicaron que esperarán los resultados oficiales definitivos, que serán conocidos el miércoles, para admitir un resultado válido, algo que generó interrogantes sobre las razones para abrir el compás de espera.
Las nubes que prefiguraban un clima de violencia postelectoral si se daba una derrota del PRI se disipan, e incluso una fuente política dijo que "es probable que Sami esté dando tiempo para que sus bases se tranquilicen y digieran la derrota sin sobresaltos".
Salazar cumplió su promesa de "acabar con la pesadilla de 71 años de gobiernos del PRI", en el empobrecido estado de Chiapas, donde -dijo- los "conflictos (pobreza, rebelión zapatista y atraso generalizado) es producto de los malos gobiernos priístas".
De acuerdo con el analista Alfonso Carbonell, que escribe en el diario La República la derrota del candidato priísta fue resultado de una orden dada por los círculos del poder en la ciudad de México.
"La orden había sido dada, que el PRI perdiera en Chiapas a como diera lugar, el enemigo de Sami David no fue Pablo Salazar, fue su propio partido, las más altas autoridades federales encumbradas en la ciudad de México".
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.