Moscú . El presidente y comandante supremo de la Fuerzas Armadas de Rusia, Vladímir Putin, justificó hoy a la defensiva su pasividad tras el accidente del submarino nuclear "Kursk", que ha dejado su imagen pública por los suelos.
"Claro, el primer deseo fue volar a la zona, a la base de la flota para tomar conocimiento en el lugar de la situación, pero me contuve", dijo el "número uno" del Kremlin, que lucía bronceado, ante las cámaras de televisión.
Putin, que hizo sus primeras declaraciones casi cuatro días después del naufragio del "Kursk" -acaecido el sábado, según la versión oficial-, indicó que no interrumpió sus vacaciones en el mar Negro para no estorbar en las labores de rescate.
"La llegada a una zona de desastre de gente que no es especialista, de funcionarios de alto rango no ayuda, sino más bien interfiere. Cada uno tiene que estar en su sitio", agregó Putin, que estuvo los últimos siete días en la playa.
Recalcó que Rusia "nunca rechazó" los ofrecimientos de ayuda de otros países en las labores de rescate del "Kursk" y explicó la tardanza de aceptarla con la necesidad de celebrar "consultas técnicas".
Putin, por lo visto, no se enteró de las declaraciones de su viceprimer ministro Ilia Klebánov, jefe de la comisión gubernamental que investiga el accidente, quien el pasado martes afirmó que Rusia "no necesitaba" ayuda internacional.
"Todos los equipos se hallan en el lugar (del naufragio) y sólo el tiempo impide el comienzo de los trabajos de rescate", argumentó entonces Klebánov.
Ese mismo día, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró que "no hay ninguna reacción oficial" a las ofrecimientos de ayuda.
El mutismo guardado por Putin en los cuatro días posteriores al desastre ocurrido en las aguas del Artico ha hecho tabla rasa de su gran popularidad en el país.
Según algunos sondeos efectuados por importantes medios informativos, el 85 por ciento de los encuestados opina que el prestigio del jefe del Estado ha quedado "dañado de manera irremediable".
El ex presidente de la Unión Soviética Mijáil Gorbachov, quien hace poco más de una semana ofreció todo su respaldo a Putin, afirmó hoy que el actual jefe del Kremlin "cometió un gravísimo error" al no interrumpir sus vacaciones.
Putin "tenía que haber llegado al lugar (del naufragio) y decidir sobre la participación o no (en el rescate) de nuestros socios de la comunidad mundial", consideró Gorbachov, quien añadió que "se perdió un tiempo precioso".
El ex líder soviético arremetió también contra el secretismo de de las autoridades, que, indicó, "tenían la obligación de informar plenamente a la sociedad del accidente del 'Kursk', aunque en un comienzo la información fuera insuficiente".
Gorbachov olvidó, en su indignación, que cuando él era el "número uno" de la URSS tardó tres días en hablar de la catástrofe nuclear en Chernobil.
"Considero inmoral el comportamiento del presidente de Rusia, Vladímir Putin, en esta situación", aseguró hoy el líder de la fracción parlamentaria de la Unión de Fuerzas de Derechas, Borís Nemtsov.
En una declaración pública, Nemtsov resaltó que Putin, "en su condición de comandante supremo, no tiene derecho a estar de vacaciones cuando sus subordinados, los marinos de la Flota del Norte, se encuentran en una situación tan dramática".
Nemtsov, ex viceprimer ministro, calificó de "inexplicable" el hecho de que el jefe del Estado sólo el miércoles, cuatro días después de accidente, autorizara a la Armada a aceptar la ayuda internacional.
Un vendaval de críticas ha caído sobre Putin, quien justo el día del hundimiento del "Kurk" cumplió cien días de gestión constitucional al frente del Kremlin.
La prensa rusa, con virulencia y ferocidad inusitadas, ha llamado al presidente de todo, desde "gran miserable" y "gran mudo" hasta "veraneante en tiempos de desgracia".
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.