
Tokio. AFP Con el reto de la acelerada pérdida de biodiversidad aún sin resolver, los países que suscribieron la Convención de Diversidad Biológica (CDB) están reunidos esta semana en Nagoya, Japón, para discutir sobre posibles soluciones a este grave problema.
Los delegados de los diferentes países tendrán que reconocer que, hasta el momento, han fracasado en concretar los objetivos fijados en la primera conferencia celebrada en 1992.
El ritmo de extinción de las especies es ahora más elevada que en el pasado, recordó ayer la Organización de Naciones Unidas.
Asimismo, el organismo internacional atribuye este fenómeno a la sobreexplotación de los recursos, la contaminación, la modificación de los hábitats y también el cambio climático.
En este sentido, la discusión se centrará en tres puntos claves: fijar nuevos objetivos para frenar la pérdida de especies antes del 2020, encontrar un acuerdo internacional sobre la condiciones de acceso de las industrias del norte a los recursos genéticos de los países del sur y, por último, esbozar la evolución de la ayuda a los países más pobres para proteger los recursos naturales.
La búsqueda de un marco jurídico para repartir equitativamente los beneficios logrados por la explotación de los recursos genéticos –esencialmente plantas, con aplicaciones farmacéuticas, productos químicos y cosméticos– será el tema medular en el debate.