Pepe Romero anda con prisas: llegó ayer; toca hoy; parte mañana. No es para menos: es uno de los guitarristas más célebres del mundo, si no el más.
Su amabilidad compensa cualquier apuro, en el lugar favorito para las citas de urgencia: un lobby de hotel. En su primera visita a Costa Rica todo le parece verde y exuberante ("es un país excepcionalmente bello", comenta) y el flechazo parece definitivo: "Tengo el tiempo tan escaso... pero ya que lo he probado, creo que lo voy a hacer con frencuencia", afirma.
Su presencia como invitado del XII Festival Internacional de Guitarra es una de las mejores noticias que el público costarricense ha recibido en lo que va del año. Hoy será su única presentación, en el escenario del Teatro Nacional.
Pocos instrumentos son tan populares como la guitarra y muchos dicen que es porque su carácter es la alegría. ¿Usted que opina?
No solamente la alegría: el carácter de la guitarra es una gama de colores grandísima, desde la absoluta alegría hasta la más íntima de las tristezas. La guitarra tiene una magia muy especial y un sonido muy sensual.
Usted es uno de los intérpretes que más ha hecho por destruir los prejuicios hacia la guitarra como instrumento de concierto. ¿Por qué perduran esos prejuicios?
En el mundo entero ese prejuicio está superado. La guitarra tiene una larga trayectoria de concertistas que la han llevado a todas partes del mundo. Como la guitarra tiene un sonido tan puro, sus pianos y sus pianísimos son sonoros y tienen la habilidad de convertir a un gran escenario en un lugar íntimo. Claro, cuando está bien punzada y cuando es acariciada.
"Hay que tratarla con amor, entonces la guitarra se te entrega y canta con un sonido limpio y bonito. Yo creo que a todos los instrumentos hay que tratarlos con amor. Para mí, la música nace de esa parte del alma que es el mismo sitio donde nace el amor: la música es amor convertido en sonidos".
Su concierto en Costa Rica será español. ¿Es el repertorio ibérico el que más lo conmueve?
El repertorio español es perfecto para la guitarra, aunque también hay grandes obras de compositores que no son españoles. Quise que fuera así por ser mi primera vez en el país y por ser yo español.
"Ojalá que pueda volver con muchos y diferentes programas en el futuro".
¿Su guitarra es andaluza o es universal?
La guitarra en sí es un instrumento muy andaluz. De hecho, se formó en Andalucía y de ahí partió a todas partes de Europa y el mundo, hasta transformarse en un instrumento universal. La guitarra -con sus antecesores, como el laúd o la vihuela y todos los instrumentos de cuerda punzados- es capaz de llevarnos hasta lo más antiguo de la Historia de la música y de los hombres.
Su interpretación inspiró a prestigiosos compositores. ¿Se "enamoró" de todas las obras que le dedicaron?
De muchas de ellas, sí. Para mí, ha sido un honor tener a compositores como Rodrigo, Torroba, Madina, Palomo... algunos de ellos se hicieron conocidos por los estrenos que hice de sus obras pero todos son compositores geniales.
"Yo me enamoro de todas las obras que toco porque si no me enamoro, no las toco. La vida es demasiado corta y el repertorio demasiado extenso como para tocar obras de las que uno no se enamora. La misión del intérprete es cerrar el círculo que empezó con la inspiración que le llegó al compositor. La partitura son sólo símbolos y el intérprete debe completarla, pues no está completa hasta que no suena. También el público debe poner de su parte, abriéndose a sentir sus propias emociones".
Y al ejecutar la música, el intérprete se convierte en su propio público.
Yo soy mi público. Con cada obra que se interpreta hay una larga relación y uno puede interpretarla miles de veces pero desde el principio la obra tiene que hablarle a uno, tiene que conmoverle. La obra tiene que entrar en uno y darle sentimientos puros y verdaderos. Hay que dejarse llevar y entregarse al momento para que pueda venir la inspiración; que las notas no estén vacías sino llenas. Eso es lo difícil.
"La música es una llave que te abre interiormente. La entrega te permite sobrepasar a tu propio ego, para que no sea el intérprete el protagonista sino la propia música".
La relación artística que usted mantuvo con su padre, Celedonio Romero, es testimonio de un amor incurable por la música. ¿Cómo conquistó su "independencia" musical? ¿Logró "separarse" de él?
Ni existió ni existe separación. Mi padre fue un maestro excepcional, un intérprete excepcional y un guitarrista maravilloso y desde el primer momento él se preocupó muchísimo porque sintiéramos ese amor que él sentía por la música y en que sus sentimientos también fueran nuestros.
"Fue una relación desde el principio de mi vida hasta el final de la suya. La última noche de su vida me dijo: Yo toqué la guitarra para recibirte y ahora quiero que tú la toques para que mi alma se eleve con las ondas sonoras de la guitarra".
En el programa de esta noche incluyó tres obras cortas de su padre. ¿Es su forma de celebrar con él?
Suelo incluir obras de él, no solo para rendirle un homenaje sino porque fue un gran compositor. En realidad, cada nota que yo doy es un homenaje a él.
Durante su carrera, ¿se dio licencias, como cantar o tocar guitarra eléctrica?
La guitarra eléctrica la he tocado pero nunca más de cinco minutos. No es que no me guste, sí me gusta, pero... es otra cosa.