Nazrán (Rusia). El peligro de riadas puso hoy en jaque a los equipos de rescate que buscan desesperadamente bajo toneladas de hielo a más de un centenar de desaparecidos por el alud que asoló el desfiladero de Kobán, en la república rusa de Osetia del Norte.
La subida de las temperaturas convirtió hoy en torrentes de agua y barro parte de la gigantesca masa de hielo que se desgajó el fin de semana pasado del glaciar Maili o Kolka y sepultó todo un distrito con sus habitantes en ese valle del Cáucaso Norte.
Los últimos datos de las autoridades osetas y el ministerio de Situaciones de Emergencia ruso indicaron que hay entre 106 y 113 personas desaparecidas, incluidos residentes locales, turistas y los miembros de un nutrido equipo de cineastas.
Estas cifras se refieren a las personas cuya presencia en la zona del desastre fue confirmada por sus parientes, pero, según las autoridades, puede haber muchas más sepultadas de las que no se tiene constancia que viajaron a Kobán.
Los equipos de rescate encontraron hoy con vida a un hombre entre los detritos arrastrados por el alud en las cercanías de Karmadón, pero también sacaron varios cadáveres.
Especialistas de ese ministerio advirtieron hoy del riesgo de que la lengua de hielo que se desplomó desde las alturas del Kobán y los lagos artificiales formados a su paso provoquen trombas de agua que aneguen toda la región.
La rapidez con que el hielo se derrite en las tierras bajas del valle puede elevar peligrosamente las aguas del río Guizeldón y causar un desastre mayor, sobre todo en las localidades de Vierjnaya Saniba, Guizel, Marjonskoe y Michurino.
Sin embargo, desfiladero arriba, donde la aldea de Karmadón yace ahora a decenas de metros bajo la superficie, la argamasa de hielo, rocas y tierra seguía hoy compacta y los equipos de rescate apenas progresaron en la recuperación de los cuerpos allí sepultados.
Medio millar de especialistas y voluntarios buscaron vestigios de casas y campamentos de montañeros barridos literalmente por la masa del glaciar que en la noche del viernes pasado se precipitó Kobán abajo a lo largo de 33 kilómetros.
La peor suerte la corrieron los treinta habitantes de Karmadón -17 de los cuales son dados por muertos por las autoridades osetas-, y las decenas de turistas, entre ellos una docena de funcionarios regionales, que disfrutaban del paisaje del glaciar.
Además, en la zona se encontraba medio centenar de miembros del equipo cinematográfico del actor y director ruso Serguéi Bodrov hijo, que dirigía la película "El enlace".
Dos de estos cineastas pudieron ser rescatados junto a otras 26 personas, pero no pudieron dar cuenta de la suerte de sus compañeros, junto a quienes había varios policías y un número indeterminado de especialistas y contratados locales.
Las autoridades de Osetia del Norte refutaron la teoría de que fueron los efectos pirotécnicos de la expedición cinematográfica los que causaron la fractura del glaciar, como se informó ayer.
"Si esta gente (los desaparecidos) se encontraba en la zona, entonces las probabilidades de que hayan sobrevivido son mínimas", declaró Mijail Razánov, subdirector del centro de crisis del ministerio de Situaciones de Emergencia ruso.
En los quince minutos que tardó en recorrer la parte alta del glaciar y la base del valle, el alud destruyó varios campamentos turísticos de la Universidad, el ministerio de Justicia de Osetia del Norte y un sanatorio de tres pisos.
Los 21 millones de metros cúbicos de hielo desprendidos del glaciar sepultaron un kilómetro y medio de líneas eléctricas, un gasoducto en construcción, plantas de tratamiento de agua y explotaciones minerales.
Las localidades de Mairán, Kani, Gornaya Sabina, Kobán y Tmeni están incomunicadas y decenas de personas han tenido que ser evacuadas ante el peligro del desbordamiento del Guizeldón.
El presidente ruso, Vladímir Putin, quien afirmó que no daba crédito a sus ojos ante la magnitud del desastre, ordenó hoy al ministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigú, que se trasladara "inmediatamente" al lugar de la tragedia.
Aunque se desconocen con certeza las causas de la catástrofe, especialistas del Centro de Supervisión y Pronósticos de Rusia indicaron que la semana pasada habían advertido sobre posibles avalanchas en la región.
Las autoridades rusas y osetas dejaron de vigilar el Kolka en la década de los años setenta, a pesar de que en la década de los sesenta se produjeron desprendimientos de su masa principal en el circo del glaciar.
Hace justo cien años, este mismo glaciar se desplazó bruscamente cerca de 12 kilómetros, matando a 32 personas; en 1969 también se resquebrajó, pero entonces no hubo víctimas mortales.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.