Jalalabad (Afganistán). La ciudad de Jalalabad, antaño refugio de numerosas bases de la red terrorista Al Qaeda, se ha convertido hoy en sede de una importante asamblea de pastunes antitalibanes que también buscan una pronta salida política al futuro del país.
Cientos de antiguos muyahidines y exiliados afganos en Pakistán forzaron hoy la entrada por la frontera de Torjam con decenas de autobuses, en un viaje al que habían invitado a los periodistas, para participar en esta asamblea.
El interminable convoy estaba organizado por Haji Abdulqadir, hermano de Abdul Haq, el líder pastún que fue asesinado por los talibanes cuando intentaba organizar la rebelión interna contra el régimen talibán.
Abdulqadir y otros importantes jeques pastunes -etnia mayoritaria en Afganistán y a la que también pertenecen los talibanes- se reunieron hoy en el Palacio del Gobernador de Jalalabad para buscar una especie de frente unido que pueda negociar con la Alianza del norte el futuro del país.
La plaza de Jalalabad, patrullada por guerrilleros armados con kalashnikov y hasta lanzagranadas, acogió con efusión al convoy de exiliados que volvían a su país por primera vez en muchos años.
Los refugiados volvían en su mayor parte para tomar el pulso a su región y saber si se dan las condiciones necesarias para traer a sus familias, algunas refugiadas en Pakistán desde hace más de 20 años.
El ambiente que se aprecia en Jalalabad y a lo largo de la carretera desde la frontera es tranquilo, aunque los nuevos amos de la situación no dejan de patrullar con rifles, y hasta se divierten disparando cohetes al paso de los periodistas.
Según los habitantes de Jalalabad, la situación es de calma absoluta en la ciudad desde el día de ayer, y de hecho los talibanes han abandonado todas sus posiciones.
Ahora se encuentran atrincherados en su feudo de Kandahar, al sur del país, desde donde su líder, el mulá Mohamed Omar, dijo hoy a la BBC que no piensa participar en ningún gobierno de transición con sus enemigos de la Alianza del Norte, al tiempo que amenazó con destruir a los EEUU.
El todavía presidente de Afganistán, Burhanudín Rabani, entró hoy en Kabul y proclamó una amnistía, que no afectará a los "criminales de guerra", pero no dejó ver sus intenciones futuras.
Los líderes pastunes reunidos en Jalalabad comunicarán mañana sus decisiones, pero hoy ya adelantaban en los pasillos que están dispuestos a negociar con la Alianza y hasta a acogerlos como amigos, pese a las tradicionales rivalidades étnicas (la Alianza representa a etnias turcas y persas, principalmente).
"El más vil de los pastunes es siempre mejor que cualquier uzbeco", dice un anciano pastún, escéptico sobre la posibilidad de entendimiento con la Alianza.
Por otra parte, fuentes del entorno del ex rey Zahir Shah, exiliado en Roma, aseguraron hoy que una delegación de líderes tribales pastunes se dirigirá pronto a Kandahar para negociar la rendición pacífica de los talibanes, aunque admitieron que de momento no han contactado con el mulá Omar.
La agencia Afghan Islamic Press, afín a los talibanes, difundió hoy unas declaraciones del terrorista saudí Osama Bin Laden en las que aseguró que prefiere morir antes que rendirse a los EEUU, y añadió que no podrán detenerle vivo.
Bin Laden y su red Al Qaeda, cuyo paradero se ignora, tuvieron en su día sus principales bases en esta ciudad de Jalalabad, pero aquí nadie parece echarlos de menos, y prefieren saludar al extranjero con gritos de "welcome, welcome" (bienvenido).
Cuando mañana empiece el mes de Ramadán, como está previsto, los habitantes de Jalalabad podrán romper el ayuno con el primer dátil en paz. Bin Laden y sus aliados tal vez coman su dátil en alguna cueva de la montaña, y tal vez no hayan dicho su última palabra.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, Editora nacion.com Fuente: agencias.