Parece un embarazo, pero no lo es pues lo padecemos hombres y mujeres por igual; pero, cuando sufrimos un ataque de colitis, el abdomen se "infla" como si tuviéramos cinco meses de gestación.
Primero soltamos disimuladamente el botón del pantalón, pero después tenemos que abrir todo el zipper porque ya no aguantamos la "aventazón" y el dolor.
Esta es una de las enfermedades que nos han regalado la era tecnológica, el estrés y las carreras en las que vivimos diariamente. En las oficinas, en las calles y en nuestros hogares, escuchamos a las personas quejarse porque "andan con colitis", y muchos acostumbran solucionarlo comprando algo en la farmacia que los alivie, aunque sea temporalmente.

Sin embargo, es muy importante no confiarse de que lo que usted está padeciendo sea una "colitis nerviosa", causada por los problemas que enfrenta hoy en su trabajo o familia.
Según asegura la gastroenteróloga del Hospital San Juan de Dios, Flor Guillén Mora, los estudios demuestran que el 80 por ciento de las colitis pueden ser funcionales (producidas por tensión o una alimentación inadecuada), pero hay un 20 por ciento que son orgánicas.
En un país como Costa Rica, donde el número de casos de cáncer de colon ha experimentado un crecimiento acelerado, es muy peligroso autodiagnosticarse pues "los síntomas iniciales de esta enfermedad pueden pasar solapadamente como una colitis nerviosa", explica la especialista.
El colon es una parte de lo que conocemos comúnmente como el intestino grueso. Este es el receptáculo de los desechos, donde se deposita la materia fecal.
Tengo inflamado aquí...
Guillén Mora explica que cada vez son más numerosos los pacientes que llegan a consultar por "lo que ellos consideran una colitis".
Generalmente, lo que presentan es inflamación y cambios en el hábito intestinal, como estreñimiento o diarrea.
Hace algunos años, los especialistas hablaban de "colitis nerviosa", pero hoy prefieren tratar del "síndrome del digestivo irritable" o de los "trastornos digestivos funcionales".
Puede ocurrir en dos variedades: la espástica (la que se asocia con estreñimiento) y la espasmódica (la que se liga a la diarrea).
Las dos pueden presentarse durante los periodos de estrés, por desórdenes en la alimentación, o por el uso de algunos medicamentos, pues hay quienes toleran menos ciertas sustancias en el sistema digestivo.
Según detalla Guillén Mora, los desórdenes de la alimentación se presentan por las condiciones de la vida actual, donde, por ejemplo, la persona nunca tiene tiempo para almorzar, se "traga la comida, porque ni siquiera mastica" o porque acostumbra ingerir alimentos "rápidos", prefabricados, carentes de fibra y muy ricos en grasas.
Los pacientes con trastornos digestivos irritables presentan este cuadro en forma intermitente, o sea tienen altos y bajos, y "entonces, como esto se va haciendo habitual en el paciente, él cree que todo es tensional, que todo es funcional, y es allí donde está el gran error", resalta la especialista.
Si esa colitis se ha convertido en un trastorno repetido, es mejor que sea el médico el que descarte toda probabilidad de que aquella sea orgánica. "Recordemos que hay un 20 por ciento de pacientes con esta misma sintomatología, que podrían estar arrastrando un cáncer de colón inicial, una colitis ulcerativa inespecífica, una enfermedad diverticular o una colitis linfocítica", advierte Guillén.
A los veinte, los cuarenta...
La especialista no puede ocultar su preocupación porque, pese a que el trastorno digestivo irritable es más frecuente entre personas de los 20 a 40 años, cada día son más los casos de "jóvenes que tienen estos trastornos, debido a la competitividad en escuelas y colegios, y a la prisa que se vive en el hogar", expresa.
No hay diferencia entre sexos pues, según la gastroenteróloga, "el estrés es universal: lo que pasa es que la mujer es más pronta a acudir al médico".
"Yo pienso que esto ha sido una enfermedad que se ha dado siempre. Lo que definitivamente sí podemos decir es que hoy en día, así como la tecnología moderna nos ha dado muchas cosas buenas, también nos ha traído este tipo de enfermedades como resultado de la prisa con que vivimos.
Por eso, mejor... llévela con calma.
Un gas que duele
Estos son los síntomas típicos del colon digestivo irritable:
Distensión abdominal (inflamación), lo que la gente llama "aventarse".
Ruidos intestinales. "Las tripas me crujen: es como un chapoteo", dice el paciente.
Mucho gas que puede a veces expulsarse por el recto; otras veces, no.
Estreñimiento o despeños diarreicos que nunca son nocturnos.
Hay un cambio importante en el calibre de las heces; se hacen más delgadas y cortas, y el paciente dice: "No quedo satisfecho". Sin embargo, las evacuaciones no tienen sangre.
El estado general del paciente es normal, es decir, no hay pérdida de peso ni fiebre.
Fuente: Dra. Flor Guillén Mora, gastroenteróloga del Hospital San Juan de Dios.