El estudio analizó a casi 13.000 participantes y descubrió que el uso del celular no aumentó el riesgo de desarrollar meningiomas (un tipo de tumor frecuentemente benigno y común) ni gliomas (una forma más extraña, pero mortal, de cáncer).
El estudio requirió diez años para su realización y fue conducido por la Agencia para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Entre sus conclusiones, señala que había indicios de que el uso excesivo de estos aparatos podría aumentar el riesgo de padecer gliomas, pero las desviaciones y los errores impidieron una interpretación causal que señalara directamente la radiación de los celulares como responsable de un tumor.
El uso excesivo está definido en el estudio como 30 minutos, o más, de llamadas al día.
Los autores reconocieron que una fuente de esta posible imprecisión fue el hecho de que los participantes debían recordar cuánto tiempo y en qué oído utilizaron sus aparatos de telefonía móvil durante la década anterior.
Incluso, los resultados de algunos grupos mostraban que el uso de teléfonos celulares parecía reducir el riesgo de desarrollar cáncer, algo que los investigadores definieron como inverosímil.
Los científicos también planean examinar si el uso del celular aumenta el riesgo de tumores en el nervio acústico del oído y la glándula parótida, donde se produce la saliva. Otro estudio se encargaría de los efectos de los teléfonos móviles en niños, que, al parecer, son más susceptibles a los efectos de la radiación.
El doctor Christopher Wild, director del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, recomienda “seguir las investigaciones sobre el uso del celular y el riesgo de cáncer cerebral”.
El mes pasado, científicos europeos lanzaron lo que se convertirá en el mayor estudio sobre efectos a largo plazo del uso de celulares en la salud. Su intención es rastrear hasta 250.000 personas en cinco países europeos durante 30 años.