Guatemala. La fiesta del futbol que se anticipaba en el legendario campo del Mateo Flores, con la realización del partido entre las selecciones de Guatemala y Costa Rica, degeneró anoche en una de las peores tragedias en la historia del futbol mundial.

Al menos 82 personas murieron y más de 150 resultaron heridas, tras ser embestidas por una avalancha humana que se desató al tratar de ingresar al inmueble, cuya capacidad ya estaba excedida.
Según estimaciones, el estadio con capacidad para 45 mil aficionados recibió anoche unos 55 mil, mientras en las afueras quedaron varias decenas de miles sin poder entrar.
En minutos, lo que se suponía iba a ser un intenso y festivo encuentro de futbol se convirtió en un dantesco escenario donde reinó muerte, desesperación y confusión.
Consternado y ante el silencio sepulcral en el estadio, el presidente de Guatemala, Alvaro Arzú, suspendió a las 8:20 p.m. el juego.
"Pueblo de Guatemala aquí congregado, este es el momento más doloroso que me ha tocado vivir durante mi gobierno. Ha ocurrido esta noche una de las mayores tragedias de nuestro país,", dijo Arzú segundos antes de cancelar la realización del partido.
Pronunció sus palabras mientras en el campo de juego estaban tirados decenas de cadáveres, gente herida y semiasfixiada que clamaba por ayuda. Reinaba total caos, zozobra y se temían cosas peores.
En los alrededores no dejaban de sonar las sirenas de decenas de ambulancias de grupos de socorro y hospitales que se movilizaban para atender el desastre.
Pese al llamado de Arzú, miles de aficionados permanecieron enmudecidos en sus sitios mientras discurría la dramática jornada. Arzú pidió un minuto de silencio y decretó tres días de duelo nacional.
La delegación costarricense tanto de futbolistas como de aficionados logró salir sana y salva de esta situación. El presidente José María Figueres, quien viajó ayer en la tarde a Ciudad de Guatemala a observar el partido, salió protegido por guardaespaldas. El entrenador Valdeir Badú Vieira lloró y auxilió a víctimas.
En San José, voceros del Gobierno de la República emitieron reacciones de pesar por lo ocurrido.
El frustrado juego, parte de la eliminatoria para la clasificación hacia el mundial de Francia 98, angustió las calles nacionales, y la gente optó rápidamente por ir a sus hogares a seguir con asombro las transmisiones por radio y televisión.
"Esto nos dejó atónitos", dijo la primera dama, Josette Altmann.
Uno no quiere morirse
"No podíamos sostenernos; comenzamos a perder los zapatos y después quedaban prensados los pies de las personas. Uno no quiere morirse, uno desea salvarse", relató Rolando Arrieta, quien viajó desde Asunción, pueblo alejado de Ciudad de Guatemala.
El vocero de los bomberos, William de León, detalló que 74 personas fallecieron en el estadio, mientras que seis heridos graves murieron al ser trasladados en hospitales de la capital.
A las 20:45 locales (02h45 GMT del jueves), los heridos continuaban siendo trasladados hacia los hospitales San Juan de Dios, general y Roosevelt de esta capital, muchos de ellos en "estado sumamente grave", dijo De León.
Consultas hechas por La Nación a Ciudad de Guatemala reflejaron que durante los minutos iniciales de la tragedia la televisión dejó de informar --quizás para evitar más pánico-- y la gente se debió enterar solo por radio.