Los adultos no lo comprenden y quizás ahí radique su éxito. El hecho es que la animación japonesa infantil fascina a niños y niñas.
Los dibujos de Dragon Ball causan sensación en distintos lugares del mundo como en Argentina, donde Ranma gustó, pero Pokémon superó todas las expectativas.
Lo mismo ocurrió en el propio Japón, en el resto de Asia oriental, en Estados Unidos y en otros países latinoamericanos.
En Estados Unidos, la empresa Warner Bros adquirió en cinco millones de dólares los derechos para exhibir el filme Pokémon y en poco más de un mes ya había recaudado 90 millones.
La compañía Nintendo, de Japón, que creó el personaje para videojuegos, ahora ve aumentar sus ganancias.
Lo incomprensible no es únicamente la historia de Pokémon sólo los niños parecen preparados para decodificarla sino el fanatismo que desató en casi todo el mundo una animación rústica, hecha con poco dinero y tecnología barata.
Los personajes de Pokémon son pequeños monstruos de bolsillo con enorme fuerza y poder que tienen capacidad de mutar, de transformarse sin dejar de ser lo que eran, todo mediante la habilidad de los instructores de mascotas que los entrenan para ser los mejores.
Ash es un niño que aspira a ser el mejor entrenador y Pikachu la mascota más popular entre los niños. Este simpático ratón amarillo, que atrae hasta a los más pequeños, es capaz de emitir una descarga de 10.000 voltios cuando pelea.
En otro mundo
Estos dibujos de animación están lejos de los clásicos de Walt Disney, pero no solo por la temática más o menos violenta que transmiten, sino por la estética rígida, despreocupada por el realismo, los fondos fijos, los planos congelados.
Los japoneses no intentaron correr contra Disney, sino que hicieron otra cosa y terminaron desarrollando, a su manera, una estética que nace de la limitación y la austeridad, comentan los expertos.
Mientras un personaje habla, es probable que la imagen que se ve sea la del que escucha, sin moverse ni pestañear. Los que hablan apenas cierran y abren su boca, siempre redonda y negra, mientras atrás puede haber multitudes, pero quietas y sin sonido ambiente.
Este tipo de series no apela a la emoción, sino a las virtudes del heroísmo, la venganza, el individualismo. En algunos casos como en Ranma o Dragon Ball -censurados para la televisión- los personajes son transexuales o hay también un anciano maestro de karate que es un acosador sexual.
El mercado local
Al parecer, niños y adolescentes de diversas partes del mundo prefieren Pokémon y todos sus productos asociados: juguetes, globos, cartas, carpetas, vasos, mochilas, camisetas y hasta sábanas y toallas.
El mercado de productos en torno a Dragon Ball y Pokémon en Costa Rica también se ha movido fuertemente.
Los niños costarricenses, contagiados por la fiebre de estas series, asisten con entusiasmo a los cines, ven las fábulas por televisión y compran los productos relacionados con ellas tales como camisetas, postales, calcomanías, muñecos y peluches, loncheras y cartucheras.
Pokémon la película, que entró a la cartelera cinematográfica hace escasamente dos semanas, fue presenciada por poco más de 24 mil personas solo en ese tiempo, algo que sus distribuidores consideran muy bueno.
En cambio, hay que esperar la respuesta de los aficionados al cine en cuanto a Dragon Ball, pues ésta apenas se exhibe desde el viernes pasado. Al cierre de esta edición, aún no existían registros de asistencia.
Pero las televisoras también se sienten complacidas con la audiencia que les ha generado los cómicos japoneses.
Por ejemplo, Pokémon, transmitida por el 4, registró en noviembre un raiting promedio de tres puntos. Y aunque ese nivel es bajo en comparación con otros programas, les ha permitido aumentar su número de televidentes desde diciembre, cuando la estrenaron.
El entusiasmo generado por estos dibujos es tanto que al país llegó hasta un espectáculo de artes marciales y fuegos artificiales con los principales personajes de la caricatura Dragón Ball Z, la continuación de Dragón Ball.
Ante un panorama como este, la única esperanza que queda a muchos padres es que este fenómeno, que muchos prevén efímero, sature a los pequeños, que lo enviarían entonces al cajón de los viejos juguetes. Pero para ese momento, seguramente otro personaje estará listo para saltar a la fama.
¿Dónde verlos?
En televisión
Dragon Ball : en canal 11 de lunes a viernes a las 6:30 p. m.
Ranma : en canal 11 de lunes a viernes a las 5:30 p. m.
Pokémon : en canal 4 de lunes a viernes a las 3 y 5:30 p. m. Los sábados a la 1:30 p. m.
En el cine
Dragón Ball : en los cines Colón (3, 5 y 7 p. m.), Capri (3, 5 y 7 p. m.), Colonial II (3, 5, 7 y 9 p. m.), San Pedro (2:40, 4:20, 6 y 7:30 p. m.), Cariari (2:40, 4:20, 6, 7:30 y 9 p. m.) e Internacional (3:10, 5:10 y 7:10 p. m.).
Pokémon : en los cines Plaza Mayor (1 y 3 p. m.), Omni (2 p. m.), Magaly (2 p. m.), Cariari (12:30, 2:40, 4:50 y 7 p. m.), San Pedro (12:30, 2:40, 4:50, 7 y 9 p. m.) y Cinemark (12 m.d., 2:15, 4:35, 7 y 9:30 p. m.).